Cinco semanas después de competir por el campeonato en Roland Garros, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner se enfrentan nuevamente en Wimbledon. «Deseo que sea un excelente encuentro, pero no creo que pueda superar la final de París», añadió el tenista que ocupa el primer lugar a nivel mundial. Lo que se presenció en la Philippe Chatrier el 8 de junio pasado es considerado por muchos como la mejor final de Roland Garros de todos los tiempos, y se postula como uno de los mejores encuentros de tenis de la historia. Los mismos tenistas no se enfrentaban en dos finales consecutivas desde que lo hicieran Nadal y Federer en 2006, 2007 y 2008. El tenista suizo ganó los dos primeros encuentros, pero en 2008, Nadal lo desbancó. Pocas semanas después, después de obtener la medalla de oro en los Juegos de Pekín, se convirtió en el número uno por primera vez. Estas competiciones entre ellos eran enfrentamientos de opuestos, especialmente en los primeros años: Nadal dominaba en tierra batida, mientras que Federer era el rey en césped. La competencia entre Sinner y Alcaraz no se define tanto por el tipo de superficie, ya que, a pesar de sus diferentes estilos de juego, ambos se adaptan excelentemente a cualquier cancha. El suelo y la hierba son las superficies que presentan mayores diferencias, especialmente en términos de rebote y efectos. Pepe Vendrell, entrenador de Roberto Bautista, un semifinalista en Wimbledon, explica que en la tierra el objetivo del especialista es conseguir que la pelota rebote y salte hacia arriba, mientras que sobre hierba se busca que la pelota deslice por el suelo. «Lo típico era lo que hacía Murray, dar un par de pasos para detenerse; ahora Sinner, Djokovic o Alcaraz están patinando,» señala.
Cinco semanas después de competir por el campeonato en Roland Garros, Carlos Alcaraz y Jannik Sinner se enfrentan nuevamente en Wimbledon. «Deseo que sea un excelente encuentro, pero no creo que pueda superar la final de París», añadió el tenista que ocupa el primer lugar a nivel mundial. Lo que se presenció en la Philippe Chatrier el 8 de junio pasado es considerado por muchos como la mejor final de Roland Garros de todos los tiempos, y se postula como uno de los mejores encuentros de tenis de la historia. Los mismos tenistas no se enfrentaban en dos finales consecutivas desde que lo hicieran Nadal y Federer en 2006, 2007 y 2008. El tenista suizo ganó los dos primeros encuentros, pero en 2008, Nadal lo desbancó. Pocas semanas después, después de obtener la medalla de oro en los Juegos de Pekín, se convirtió en el número uno por primera vez. Estas competiciones entre ellos eran enfrentamientos de opuestos, especialmente en los primeros años: Nadal dominaba en tierra batida, mientras que Federer era el rey en césped. La competencia entre Sinner y Alcaraz no se define tanto por el tipo de superficie, ya que, a pesar de sus diferentes estilos de juego, ambos se adaptan excelentemente a cualquier cancha. El suelo y la hierba son las superficies que presentan mayores diferencias, especialmente en términos de rebote y efectos. Pepe Vendrell, entrenador de Roberto Bautista, un semifinalista en Wimbledon, explica que en la tierra el objetivo del especialista es conseguir que la pelota rebote y salte hacia arriba, mientras que sobre hierba se busca que la pelota deslice por el suelo. «Lo típico era lo que hacía Murray, dar un par de pasos para detenerse; ahora Sinner, Djokovic o Alcaraz están patinando,» señala.
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