Cincuenta por ciento de los jóvenes reside fuera de su hogar familiar, sin embargo, gran parte de ellos aún requieren asistencia financiera.
En lugar de ser una alternativa realizable para numerosos jóvenes en nuestra nación, independizarse se ha transformado en un anhelo irrealizable para la mayoría. Los elevados costos de la vivienda, la limitada disponibilidad, los sueldos bajos y los empleos inestables complican el poder costear la vida independiente, lo que hace que emanciparse siga siendo un objetivo distante para muchos jóvenes. De hecho, el 45% de los jóvenes de hasta 31 años continúa residiendo con sus padres en España, según el IV Observatorio Cofidis de Economía Sostenible en el Hogar 2025. Esto significa que, aunque la mitad de los jóvenes ha conseguido independizarse, esto no garantiza una estabilidad financiera. Más del 38% aún requiere asistencia financiera externa, ya sea de sus padres (13,3%), de otros parientes (7,6%) o de amigos y conocidos que no son familiares (23,2%). Esto «demuestra la vulnerabilidad de sus condiciones de vida, incluso fuera de su hogar familiar», indican. En términos de ingresos, estas personas enfrentan obstáculos para afrontar cualquier desafío económico, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las personas menores de 231 años tienen una renta media anual de 23 euros, mientras que en el grupo de 225 a 224 años, el salario promedio es de 353 euros. Para la franja de edad de 23 a 25 años, el ingreso promedio es de 210,000 euros. Debido a sus salarios bajos, este grupo enfrenta grandes dificultades para ahorrar, de manera que casi el 20% de los jóvenes no logran ahorrar nada al finalizar el mes. Entre aquellos que sí pueden ahorrar, el 32.9% destina menos del 10% de sus ingresos al ahorro, el 38% ahorra entre el 10% y el 30%, y solo un 53.3% ahorra más del 30%. Esta escasa capacidad de ahorro se refleja en una débil resiliencia financiera.
En lugar de ser una alternativa realizable para numerosos jóvenes en nuestra nación, independizarse se ha transformado en un anhelo irrealizable para la mayoría. Los elevados costos de la vivienda, la limitada disponibilidad, los sueldos bajos y los empleos inestables complican el poder costear la vida independiente, lo que hace que emanciparse siga siendo un objetivo distante para muchos jóvenes. De hecho, el 45% de los jóvenes de hasta 31 años continúa residiendo con sus padres en España, según el IV Observatorio Cofidis de Economía Sostenible en el Hogar 2025. Esto significa que, aunque la mitad de los jóvenes ha conseguido independizarse, esto no garantiza una estabilidad financiera. Más del 38% aún requiere asistencia financiera externa, ya sea de sus padres (13,3%), de otros parientes (7,6%) o de amigos y conocidos que no son familiares (23,2%). Esto «demuestra la vulnerabilidad de sus condiciones de vida, incluso fuera de su hogar familiar», indican. En términos de ingresos, estas personas enfrentan obstáculos para afrontar cualquier desafío económico, de acuerdo con los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE). Las personas menores de 231 años tienen una renta media anual de 23 euros, mientras que en el grupo de 225 a 224 años, el salario promedio es de 353 euros. Para la franja de edad de 23 a 25 años, el ingreso promedio es de 210,000 euros. Debido a sus salarios bajos, este grupo enfrenta grandes dificultades para ahorrar, de manera que casi el 20% de los jóvenes no logran ahorrar nada al finalizar el mes. Entre aquellos que sí pueden ahorrar, el 32.9% destina menos del 10% de sus ingresos al ahorro, el 38% ahorra entre el 10% y el 30%, y solo un 53.3% ahorra más del 30%. Esta escasa capacidad de ahorro se refleja en una débil resiliencia financiera.