En el ámbito deportivo, existen instantes que alteran el curso del juego, y no todos ocurren cuando se sostiene una raqueta. En ocasiones, una elección estética es suficiente para cambiar el curso de una historia. En septiembre de 1971, Chris Evert, quien tenía apenas 16 años, debutó en el césped del US Open. Su revés a dos manos, su carácter y su triunfo contra jugadoras veteranas sorprendieron al planeta. Sin embargo, lo que se ha quedado en la memoria colectiva no es únicamente su estilo de juego en tenis. El vestido… Un pequeño vestido blanco de encaje, tanto sutil como seductor, se transformó, sin proponérselo, en una declaración visual. En una época donde la ropa de las mujeres se regía por rígidas normas deportivas, con polos sobrios y faldas largas sin riesgos, Evert surgió como una excepción: elegante, joven, femenina y extremadamente competitiva. No se trataba solo de estilo: era una afirmación. El vestido en debate, sin mangas, con una falda corta y un estilo más de picnic sofisticado que de evento deportivo, rompió con las normas del tenis convencional.
En el ámbito deportivo, existen instantes que alteran el curso del juego, y no todos ocurren cuando se sostiene una raqueta. En ocasiones, una elección estética es suficiente para cambiar el curso de una historia. En septiembre de 1971, Chris Evert, quien tenía apenas 16 años, debutó en el césped del US Open. Su revés a dos manos, su carácter y su triunfo contra jugadoras veteranas sorprendieron al planeta. Sin embargo, lo que se ha quedado en la memoria colectiva no es únicamente su estilo de juego en tenis. El vestido… Un pequeño vestido blanco de encaje, tanto sutil como seductor, se transformó, sin proponérselo, en una declaración visual. En una época donde la ropa de las mujeres se regía por rígidas normas deportivas, con polos sobrios y faldas largas sin riesgos, Evert surgió como una excepción: elegante, joven, femenina y extremadamente competitiva. No se trataba solo de estilo: era una afirmación. El vestido en debate, sin mangas, con una falda corta y un estilo más de picnic sofisticado que de evento deportivo, rompió con las normas del tenis convencional.
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