La expulsión de una delegación de ministros de la UE en Libia provoca un incidente diplomático. Varias capitales comunitarias temen un auge de llegadas de migrantes en las próximas semanas
Las controvertidas relaciones entre Italia y Libia, con un acuerdo que se mantiene desde 2017 por el que la UE financia al país africano para que ataje las salidas por mar de migrantes irregulares, han vuelto a cobrar protagonismo por dos polémicos episodios. El más grave es la última novedad de la investigación del escándalo del general libio Osama Almasri, reclamado por crímenes de guerra y que el Gobierno de Roma arrestó y dejó escapar el pasado mes de enero, por confusos defectos de forma, aunque había una orden contra él del Tribunal Penal Internacional (TPI). Nuevos documentos de la investigación abierta revelan que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, mintió en sus explicaciones en el Parlamento, según la prensa italiana.. En realidad, su gabinete supo del arresto un día antes de lo que admitió, pero el Gobierno italiano se movió para desoír al TPI y facilitar la huida del detenido. Toda la oposición, que acusó en su día al Ejecutivo de ceder al chantaje de las exigencias libias a cambio de hacerle el trabajo sucio en el Mediterráneo, ha pedido la dimisión de Nordio.. En cambio, el segundo incidente denota un repentino malestar en Libia con Europa, y ha hecho saltar alarmas. Se trata de la inédita expulsión este martes de Bengasi, capital de uno de los tres territorios en los que está dividida Libia en este momento, de una delegación de la UE, en la que estaban los ministros de Interior de Italia, Grecia y Malta. Llegaban, precisamente, para hablar de cómo controlar la inmigración, preocupados por el auge de desembarcos, pero el incidente denota problemas de fondo y hace temer un auge de las llegadas en las próximas semanas.. La investigación en curso sobre el caso Almasri, que según la prensa ya está prácticamente concluida, la lleva a cabo el tribunal de ministros, que asume casos de aforados y ahora debe decidir si los acusados son procesados o si archiva el caso. Son la propia primera ministra, Giorgia Meloni; dos de sus ministros, Carlo Nordio y el de Interior, Matteo Piantedosi; y el subsecretario del Gobierno que se encarga de los servicios secretos, Alfredo Mantovano. Están acusados de favorecimiento de delitos y malversación.. En contra de las explicaciones oficiales, que culpaban a los magistrados de no haber enviado la petición de arresto a Nordio para que la firmara y de informar tarde al ministro, un correo electrónico demuestra que su gabinete supo desde las primeras horas del arresto de Almasri, el 19 de enero, y no el 20, como aseguró en el Parlamento. Se trata de un correo que un funcionario escribió a la jefa de gabinete del ministro, el mismo día 19 por la tarde, para advertirle de la falta la autorización del arresto y que debían moverse para resolverlo.. Sin embargo, esta responsable respondió que ya estaba al corriente de la detención y se preocupó de indicar que no se debía dejar rastro de las comunicaciones: ordenó “máxima cautela y reserva”, hablar del tema solo a través de Signal, una aplicación de mensajería de mayor privacidad, y no usar ni correos electrónicos ni documentos de protocolo. Todo ello da a entender que el ministerio maniobró para no darse por enterado y no actuar para solventar las imprecisiones de protocolo que facilitaran el arresto.. El militar libio está acusado en el TPI de crímenes de guerra y contra la humanidad desde 2015, como responsable de la cárcel de Mitiga, una de las prisiones de los horrores donde son recluidos los inmigrantes que llegan a Libia. Fue arrestado la mañana del domingo 19 de enero en Turín, donde había ido a ver un partido de la Juventus, en aplicación de una orden de arresto del TPI emitida el día anterior. Sin embargo, a los tres días, el 21 de enero, fue enviado en un avión del Estado italiano a Libia, donde fue recibido como un héroe. Según la orden de captura del TPI, Almasri es responsable de al menos 35 homicidios y 22 agresiones sexuales, una de ellas a un niño de 5 años. En muchos casos, intervino personalmente, sostienen los jueces de La Haya.. El error de partida en Italia fue que la petición de arresto no fue enviada al ministro de Justicia para que la firmara, como indica el protocolo, y por eso no fue convalidada por el Tribunal de Apelación de Roma. Luego, en realidad, la Fiscalía pasó dos días pidiendo la autorización al ministerio para solventarlo, y los técnicos redactaron un documento, pero el equipo de Nordio nunca respondió y no firmó. Al final, el juez no tuvo más remedio que ordenar la puesta en libertad del detenido. Para entonces, de forma paralela, Interior ya se había movilizado con toda celeridad para enviarlo a Libia.. El TPI reaccionó con indignación y asombro a la noticia, pues Italia puso en libertad a Almasri “sin aviso previo o consulta”. Por esa razón, la Cámara preliminar, el órgano judicial interno del TPI, abrió una investigación contra Italia el pasado febrero, a la que el fiscal Karim Khan envió un duro informe de 14 páginas en el que considera que el Ejecutivo de Roma ha incumplido sus obligaciones internacionales y pide que se le abra un procedimiento ante el Consejo de Seguridad de la ONU y la Asamblea de los Estados que se han adherido al Estatuto de Roma.. El contraste con el otro incidente con Libia del martes es llamativo, pues pese a los favores recibidos desde Italia, está claro que para el país africano no son suficientes. Todos los componentes de la delegación europea, con el comisario de Interior y Migración, Magnus Brunner, y los ministros de Interior de Italia, Matteo Piantedosi; Grecia, Thanos Plevris; y Malta, Byron Camilleri; y el embajador de la UE en Libia, Nicola Orlando, fueron declarados persona non grata por el Gobierno de la Cirenaica. Es el territorio oriental de Libia, no reconocido internacionalmente, en un país roto y sumido en cruentas guerras internas desde la caída de Muamar el Gadafi en 2011. La UE redujo este miércoles lo ocurrido a un “tema de protocolo”, pero es una señal más de la tensión creciente en Libia.. La delegación había pasado la mañana en Trípoli, capital del país con el Gobierno reconocido por la comunidad internacional, y por la tarde fue a Bengasi, zona bajo el control del general Jalifa Hafter. La chispa que hizo saltar todo, según la reconstrucción de la prensa italiana, fue la presencia de cámaras y fotógrafos, que el equipo de la UE vio como una pretensión de presentar el encuentro con las autoridades como una legitimación del territorio que dominan.. Este incidente ha desatado gran preocupación en Roma, al igual que en los gobiernos de Grecia y Malta, pues el general Hafter es quien controla buena parte de la costa de la que parten las embarcaciones con migrantes rumbo a Europa. La misión a Libia había sido organizada, precisamente, ante el aumento de las llegadas, sobre todo a Grecia. En Italia, a fecha de 9 de julio, han llegado ya 31.772 personas por mar, frente a las 27.352 contabilizadas en el mismo periodo de 2024.
Las controvertidas relaciones entre Italia y Libia, con un acuerdo que se mantiene desde 2017 por el que la UE financia al país africano para que ataje las salidas por mar de migrantes irregulares, han vuelto a cobrar protagonismo por dos polémicos episodios. El más grave es la última novedad de la investigación del escándalo del general libio Osama Almasri, reclamado por crímenes de guerra y que el Gobierno de Roma arrestó y dejó escapar el pasado mes de enero, por confusos defectos de forma, aunque había una orden contra él del Tribunal Penal Internacional (TPI). Nuevos documentos de la investigación abierta revelan que el ministro de Justicia, Carlo Nordio, mintió en sus explicaciones en el Parlamento, según la prensa italiana.. Seguir leyendo