En Formentera, los pequeños eventos diarios ocurren y adquieren significado independientemente de lo que sucede en el mundo exterior. Recientemente, se exhibió al aire libre en el Jardí de ses Eres en Sant Francesc, y con carácter de première, el documental «Peluts i altres forasters a Formentera», promovido por Manolo Oya y Lorenzo Pepe. Esta obra evoca de manera conmovedora una parte de la historia del arribo de los hippies a la isla y cómo afectó tanto a ellos como a los habitantes locales. Asistí a la proyección, la cual fue muy concurrida (muchos de los personajes de la película estuvieron presentes y fueron recibidos como celebridades) y, al estar todas las sillas ocupadas, me vi obligado a ver la película sentado en el suelo, muy cerca de otros espectadores, como si hubiésemos vuelto a la época del flower power y estuviéramos participando en una protesta contra la guerra de Vietnam, al estilo de «Los ejércitos de la noche» de Norman Mailer. El documental también revela una perspectiva distinta de los recuerdos, específicamente sobre una noche en el Blue Bar, que solía ser muy auténtico y que ahora se ha transformado en una fusión de un parque temático llamado ‘Formentera experience’ y un área de juegos para niños. Sin duda, la vista del mar, la luna en fase creciente y las emblemáticas flores secas de los agaves son realmente hermosas.
Leer dos obras de Richard Flanagan en Formentera evoca el aniversario de la conclusión de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico y el lanzamiento de la bomba en Hiroshima.
En Formentera, los pequeños eventos diarios ocurren y adquieren significado independientemente de lo que sucede en el mundo exterior. Recientemente, se exhibió al aire libre en el Jardí de ses Eres en Sant Francesc, y con carácter de première, el documental «Peluts i altres forasters a Formentera», promovido por Manolo Oya y Lorenzo Pepe. Esta obra evoca de manera conmovedora una parte de la historia del arribo de los hippies a la isla y cómo afectó tanto a ellos como a los habitantes locales. Asistí a la proyección, la cual fue muy concurrida (muchos de los personajes de la película estuvieron presentes y fueron recibidos como celebridades) y, al estar todas las sillas ocupadas, me vi obligado a ver la película sentado en el suelo, muy cerca de otros espectadores, como si hubiésemos vuelto a la época del flower power y estuviéramos participando en una protesta contra la guerra de Vietnam, al estilo de «Los ejércitos de la noche» de Norman Mailer. El documental también revela una perspectiva distinta de los recuerdos, específicamente sobre una noche en el Blue Bar, que solía ser muy auténtico y que ahora se ha transformado en una fusión de un parque temático llamado ‘Formentera experience’ y un área de juegos para niños. Sin duda, la vista del océano, la media luna y las características flores secas de los agaves son hermosas. El fallecimiento del capitán Nemo en Formentera rodeado por el afecto de las sirenas. A pesar de los exorbitantes precios que alejan a los visitantes —como un par de bebidas en vaso de plástico y unos nachos, con un servicio poco atento que suma 291 euros—, lo mejor de la isla es, en realidad, gratis: la playa, el océano, las puestas de sol, las estrellas y la compañía de amigos. La experiencia con la morena —el imponente pez anguiliforme, Muraena helena— que tuvimos el jueves.