Alberto llegó al último programa de la octava edición pero revela que no sufrió un trato igualitario con respecto a dos concursantes, que terminaron en primera y segunda posición
Alberto Gras se convirtió gracias a sus cualidades culinarias en uno de los concursantes más recordados de su edición en ‘MasterChef’. Sin embargo, el propio Alberto han sembrado la duda con respecto a esta octava edición del certamen culinario más exitoso del ente público, debido a que acaba de denunciar públicamente que no recibió el mismo trato que dos de sus compañeros durante la final, Ana Iglesias y Andy García, que acabaron primera y segundo en el podio del concurso de RTVE liderado por los chefs Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz. Esta denuncia se ha propagado a través de su canal personal de TikTok y ha alcanzado gran repercusión, superando las 100.000 visitas y los siete mil me gustas.. Según su relato, los concursantes vivían en una mansión a las afueras de Madrid, sin acceso al teléfono móvil y compartiendo habitación. Sin embargo, asegura que no todos los participantes estaban bajo las mismas normas. Afirma que “dos o tres” compañeros, durante las primeras entregas, se alojaban en un hotel, con acceso a sus móviles y visitas familiares. Aunque no dio nombres, insinuó que se trataba de quienes ocuparon el primer y segundo puesto en esa edición, justificando la producción esta diferencia por la falta de espacio en la casa. Gras considera que las reglas deberían aplicarse de forma igual para todos, ya que la mayoría permanecía completamente aislada, con solo una llamada semanal de cinco minutos, siempre supervisada por alguien del equipo.. En su vídeo, el cocinero también explicó cómo se organizaban las jornadas de grabación. De lunes a viernes filmaban el programa, los sábados recibían clases de cocina de cuatro horas fuera de la vivienda y los domingos descansaban. Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, el rodaje se detuvo, pero los concursantes que seguían en competición continuaron aislados un mes más en la casa. En ese periodo sí se les permitió utilizar el móvil, principalmente para grabar contenidos. En total, su estancia se prolongó unos cuatro meses. Gras subraya que estas vivencias, aunque intensas, formaron parte de una experiencia única que le marcó personal y profesionalmente, pero insiste en que la igualdad de condiciones debería ser un principio básico en este tipo de competiciones televisivas.
Alberto Gras se convirtió gracias a sus cualidades culinarias en uno de los concursantes más recordados de su edición en ‘MasterChef’. Sin embargo, el propio Alberto han sembrado la duda con respecto a esta octava edición del certamen culinario más exitoso del ente público, debido a que acaba de denunciar públicamente que no recibió el mismo trato que dos de sus compañeros durante la final, Ana Iglesias y Andy García, que acabaron primera y segundo en el podio del concurso de RTVE liderado por los chefs Pepe Rodríguez, Samantha Vallejo-Nágera y Jordi Cruz. Esta denuncia se ha propagado a través de su canal personal de TikTok y ha alcanzado gran repercusión, superando las 100.000 visitas y los siete mil me gustas.. Concursantes de primera y el resto, de segunda. Según su relato, los concursantes vivían en una mansión a las afueras de Madrid, sin acceso al teléfono móvil y compartiendo habitación. Sin embargo, asegura que no todos los participantes estaban bajo las mismas normas. Afirma que “dos o tres” compañeros, durante las primeras entregas, se alojaban en un hotel, con acceso a sus móviles y visitas familiares. Aunque no dio nombres, insinuó que se trataba de quienes ocuparon el primer y segundo puesto en esa edición, justificando la producción esta diferencia por la falta de espacio en la casa. Gras considera que las reglas deberían aplicarse de forma igual para todos, ya que la mayoría permanecía completamente aislada, con solo una llamada semanal de cinco minutos, siempre supervisada por alguien del equipo.. En su vídeo, el cocinero también explicó cómo se organizaban las jornadas de grabación. De lunes a viernes filmaban el programa, los sábados recibían clases de cocina de cuatro horas fuera de la vivienda y los domingos descansaban. Durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, el rodaje se detuvo, pero los concursantes que seguían en competición continuaron aislados un mes más en la casa. En ese periodo sí se les permitió utilizar el móvil, principalmente para grabar contenidos. En total, su estancia se prolongó unos cuatro meses. Gras subraya que estas vivencias, aunque intensas, formaron parte de una experiencia única que le marcó personal y profesionalmente, pero insiste en que la igualdad de condiciones debería ser un principio básico en este tipo de competiciones televisivas.