Las olas de calor se han consolidado como el segundo factor ambiental con más influencia en la morbimortalidad (mortalidad causada por una enfermedad) en España, al ser responsables del 9,1% del impacto ambiental en la salud, solo superado por la contaminación del aire.
Así lo revela el informe «Influencia del medioambiente urbano en la salud de las personas» elaborado por el Instituto de Biodiversidad y Medioambiente Bioma de la Universidad de Navarra.
El estudio analiza la influencia de ocho parámetros ambientales urbanos y la consecuencia de sus interacciones en la salud (calidad del aire, temperaturas extremas, zonas verdes, movilidad urbana, agua, contaminación acústica, contaminación lumínica y seguridad urbana), informa Efe.
De hecho, los investigadores del Instituto Bioma que impulsan el estudio han creado el índice Harmony (Health and Risk Monitoring of Urban Environments), un sistema de monitorización a través del cual se puede conocer el impacto ponderado que tienen la calidad del aire, las temperaturas extremas, la presencia de zonas verdes y la existencia de planes de movilidad sostenible sobre la salud de las personas.
Según este índice, más de 28.200 casos de muerte y enfermedad en España podrían estar asociados a la interacción de los cuatro factores mencionados, asegura la UN en una nota.
La contaminación del aire destaca como la causa principal, con un 89% del índice Harmony. En segundo lugar, están las olas de calor, con un impacto en la morbimortalidad -resultante de la tasa de enfermedades (morbilidad) y de muertes (mortalidad)- del 9,1% en España.
En cuanto a la morbilidad, el índice de los factores calidad del aire y olas de calor alcanza el 44% y el 47% respectivamente, lo que subraya la importancia de abordar ambos factores en la planificación urbana.
Según la vicepresidenta de la Fundación de Investigación e Innovación de Sanitas, Sonia Gutiérrez, «el calor extremo afecta de forma muy directa a las personas con enfermedades crónicas como diabetes, afecciones respiratorias o problemas cardiovasculares. Además, puede desencadenar episodios de fallo renal agudo, alteraciones neurológicas y complicaciones musculares como la rabdomiólisis».
«La clave está en cómo el organismo, al no poder regular su temperatura interna, entra en un estado de inflamación generalizada que compromete el funcionamiento de órganos vitales», explica Gutiérrez.
Más impacto en zonas urbanas
Las zonas urbanas con alta densidad de infraestructuras acentúan los efectos de estas olas de calor. La investigadora del Instituto Bioma Ana Sánchez-Ostiz explica que «las ciudades absorben y retienen calor durante el día y lo liberan por la noche, haciendo que las temperaturas nocturnas no bajen lo suficiente».
Esto provoca un fenómeno conocido como «isla de calor urbana», que agrava la exposición de la población al calor continuo y aumenta el riesgo de complicaciones para la salud, comenta.
Ante esta situación, expertos de Sanitas, con el objetivo de minimizar el impacto de las altas temperaturas, recomiendan mantener una humedad adecuada, acondicionar el hogar, evitar el ejercicio físico intenso, y prestar atención a los síntomas del golpe de calor.
Las olas de calor se han establecido como el segundo factor ambiental más relevante en la morbimortalidad en España, representando el 9,1% del impacto ambiental en la salud, superadas solo por la contaminación del aire. Esta información proviene del informe «Influencia del medioambiente urbano en la salud de las personas», elaborado por el Instituto de Biodiversidad y Medioambiente Bioma de la Universidad de Navarra. El estudio evalúa la influencia de ocho parámetros ambientales urbanos y cómo sus interacciones afectan la salud: calidad del aire, temperaturas extremas, áreas verdes, movilidad urbana, agua, contaminación acústica, contaminación lumínica y seguridad urbana, según reporta Efe. Además, los investigadores del Instituto Bioma han desarrollado el índice Harmony (Health and Risk Monitoring of Urban Environments), un sistema de monitoreo que permite medir el impacto combinado de la calidad del aire, las temperaturas extremas, la presencia de áreas verdes y los planes de movilidad sostenible en la salud pública. Según este índice, más de 28.200 casos de mortalidad y enfermedades en España podrían estar relacionados con la interacción de estos cuatro factores, indica la Universidad de Navarra en un comunicado. La contaminación del aire se identifica como la principal causa, representando el 89% del índice Harmony. En segundo lugar, se encuentran las olas de calor, que tienen un efecto en la morbimortalidad -que resulta de la combinación de la tasa de enfermedades (morbilidad) y de fallecimientos (mortalidad)- que asciende al 9,1% en España. En lo que respecta a la morbilidad, el impacto de los factores relacionados con la calidad del aire y las olas de calor es del 44% y el 47%, respectivamente, lo que destaca la necesidad de abordar ambos aspectos en la planificación urbana. Según Sonia Gutiérrez, vicepresidenta de la Fundación de Investigación e Innovación de Sanitas, «el calor extremo tiene un impacto muy directo en individuos con enfermedades crónicas como la diabetes, problemas respiratorios o enfermedades cardiovasculares.» Asimismo, puede provocar episodios de insuficiencia renal aguda, problemas neurológicos y complicaciones musculares como la rabdomiólisis. Según Gutiérrez, el problema radica en que el cuerpo, incapaz de regular su temperatura interna, entra en un estado de inflamación general que afecta el funcionamiento de órganos esenciales. Este efecto es más pronunciado en áreas urbanas. Las áreas urbanas con una gran concentración de infraestructuras intensifican los impactos de las olas de calor. La investigadora Ana Sánchez-Ostiz del Instituto Bioma señala que «las ciudades absorben y retienen calor durante el día, liberándolo por la noche, lo que impide que las temperaturas nocturnas desciendan lo suficiente». Esto genera el fenómeno conocido como «isla de calor urbana», que incrementa la exposición de las personas al calor constante y eleva el riesgo de problemas de salud. En respuesta a esta situación, los expertos de Sanitas sugieren mantener niveles adecuados de humedad, acondicionar los hogares, evitar ejercicios físicos intensos y estar atentos a los síntomas de un golpe de calor.
El primer problema es la polución, de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Navarra.
Las olas de calor se han establecido como el segundo factor ambiental más influyente en la salud y mortalidad en España, responsable del 9,1% del impacto en la salud ambiental, solo por detrás de la contaminación del aire. Esto se detalla en el informe «Influencia del medioambiente urbano en la salud de las personas» elaborado por el Instituto de Biodiversidad y Medioambiente Bioma de la Universidad de Navarra. El estudio examina cómo ocho factores ambientales urbanos y sus interacciones afectan a la salud, incluyendo la calidad del aire, las temperaturas extremas, áreas verdes, movilidad urbana, agua, contaminación acústica, contaminación lumínica y seguridad urbana, según informa Efe. Los investigadores del Instituto Bioma han desarrollado el índice Harmony (Health and Risk Monitoring of Urban Environments), que permite evaluar el impacto combinado de la calidad del aire, las temperaturas extremas, las áreas verdes y los planes de movilidad sostenible en la salud humana. De acuerdo con este índice, más de 28.200 casos de muertes y enfermedades en España podrían estar relacionados con estos cuatro factores, según un comunicado de la UN. La contaminación del aire es identificada como la principal causa, representando el 89% del índice Harmony. En segundo lugar, se encuentran las olas de calor, que tienen una repercusión en la morbilidad y mortalidad del 9,1% en España. En cuanto a la morbilidad, los índices relacionados con la calidad del aire y las olas de calor son del 44% y 47% respectivamente, lo que resalta la necesidad de considerar ambos elementos en la planificación urbana. Según Sonia Gutiérrez, vicepresidenta de la Fundación de Investigación e Innovación de Sanitas, ‘el calor extremo impacta de manera significativa a las personas con enfermedades crónicas como diabetes, problemas respiratorios o cardiovasculares.’ Asimismo, puede provocar crisis de insuficiencia renal aguda, problemas neurológicos y complicaciones musculares como la rabdomiólisis. «El factor fundamental radica en que, al no poder controlar su temperatura interna, el cuerpo se encuentra en un estado de inflamación general que afecta el funcionamiento de órganos esenciales», indica Gutiérrez. Esto tiene un mayor efecto en áreas urbanas. Las áreas urbanas con gran concentración de infraestructuras intensifican el impacto de las olas de calor. Ana Sánchez-Ostiz, investigadora del Instituto Bioma, señala que «las ciudades capturan y mantienen el calor durante el día, liberándolo por la noche, lo que impide que las temperaturas nocturnas desciendan lo suficiente». Esto genera un fenómeno conocido como «isla de calor urbana», lo que incrementa la exposición de la población a temperaturas elevadas y eleva el riesgo de problemas de salud, agrega. Para abordar este problema, expertos de Sanitas sugieren mantener niveles adecuados de humedad, regular la temperatura en los hogares, evitar ejercicios físicos intensos y estar atentos a los síntomas de golpe de calor.