Trump ha intensificado su estrategia proteccionista y ha empleado los aranceles como una forma de presión hacia gobiernos que se oponen a los intereses de Washington o que no comparten su ideología.
Los aranceles «punitivos» impuestos por el presidente de EE.UU., Donald Trump, a aliados como Brasil y Canadá, junto con las advertencias de aumentar las tarifas a India, reflejan un cambio en la política exterior y comercial del país, según analistas. En su segundo mandato, Trump ha intensificado su enfoque proteccionista, utilizando estos aranceles -destinados a «corregir el déficit» con otros países- como una herramienta de presión contra gobiernos que considera opuestos a los intereses de EE.UU. o ideológicamente no alineados, imponiendo tarifas que oscilan entre el 15% y el 303% a numerosos países a partir de este jueves. Este patrón se ejemplifica en el caso de Brasil, al que Trump le impuso un arancel del 50% como represalia por el trato «injusto» hacia su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro, quien está bajo juicio por una supuesta trama para obstaculizar el traspaso de poder al actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Actualmente no hay «una vía clara de negociación» con Brasil. Los impuestos a Brasil son de los más elevados que Trump ha propuesto y se consideran «punitivos», según lo clasificado por el Atlantic Council, comentó a EFE Valentina Sader, subdirectora del Centro Adrienne Arsht para América Latina. Sader menciona que los aranceles a los productos de Brasil son «principalmente impulsados por motivos políticos» y que «no presentan una ruta clara para la negociación, ya que el juicio contra Bolsonaro es administrado por un poder judicial independiente, y la regulación de las redes sociales es un tema legislativo interno de Brasil». Por su parte, Brasilia ha reaccionado con determinación ante lo que considera una «injerencia externa» en sus asuntos. «Si la situación de aranceles del 50 % se mantiene (…) el PIB de Brasil podría disminuir entre un 0,6 % y un 1 %, aunque este efecto podría ser atenuado si se diversifican las exportaciones hacia otros países», anticipó Vinicius Moreira, del equipo de Investigación de Mercados Emergentes de J.P. Morgan. Según las proyecciones de analistas como Sader, a largo plazo, «esta tensión comercial con EE.UU., que es el segundo socio comercial de Brasil, podría llevar al país -que tradicionalmente ha sido una economía relativamente cerrada- a aprovechar la situación para diversificar sus mercados y avanzar hacia una mayor apertura económica». Existen diferencias con el vecino Canadá. Otra de las alianzas comerciales que ha cambiado desde que Trump asumió el poder nuevamente en enero es la relación entre Washington y Canadá. Trump ha incrementado los aranceles sobre los productos no incluidos en el acuerdo T-MEC, pasando del 25 % al 35 %. Estos gravámenes son atribuibles a la percepción de Trump de que el gobierno canadiense «no ha colaborado para detener el flujo constante de fentanilo y otras drogas ilegales» a través de la frontera. Trump, reconocido por su firme apoyo a Israel, ha insinuado que el posible reconocimiento de un Estado palestino por parte de Canadá podría complicar las negociaciones comerciales, aunque luego matizó que este tema «no es un factor principal». Además, el presidente estadounidense también ha amenazado a India con aumentar los aranceles, que ya están al 25 %, por su adquisición de petróleo ruso, que según él, financia la guerra de Moscú en Ucrania. «Haré un anuncio sobre el nuevo monto en las próximas 24 horas», afirmó él este martes. Trump sigue ejerciendo presión con los aranceles, incluso tras llegar a acuerdos, como ocurrió con la Unión Europea, a la que advirtió que podría enfrentar un impuesto del 35 % si no invierte los 600.000 millones de dólares que se comprometió en el trato, que llevó a que Washington redujera los impuestos del 30 % al 15 % para el bloque.
Los aranceles «punitivos» impuestos por el presidente de EE.UU., Donald Trump, a aliados como Brasil y Canadá, junto con las advertencias de aumentar las tarifas a India, reflejan un cambio en la política exterior y comercial del país, según analistas. En su segundo mandato, Trump ha intensificado su enfoque proteccionista, utilizando estos aranceles -destinados a «corregir el déficit» con otros países- como una herramienta de presión contra gobiernos que considera opuestos a los intereses de EE.UU. o ideológicamente no alineados, imponiendo tarifas que oscilan entre el 15% y el 303% a numerosos países a partir de este jueves. Este patrón se ejemplifica en el caso de Brasil, al que Trump le impuso un arancel del 50% como represalia por el trato «injusto» hacia su aliado, el expresidente Jair Bolsonaro, quien está bajo juicio por una supuesta trama para obstaculizar el traspaso de poder al actual presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva. Actualmente no hay «una vía clara de negociación» con Brasil. Los impuestos a Brasil son de los más elevados que Trump ha propuesto y se consideran «punitivos», según lo clasificado por el Atlantic Council, comentó a EFE Valentina Sader, subdirectora del Centro Adrienne Arsht para América Latina. Sader menciona que los aranceles a los productos de Brasil son «principalmente impulsados por motivos políticos» y que «no presentan una ruta clara para la negociación, ya que el juicio contra Bolsonaro es administrado por un poder judicial independiente, y la regulación de las redes sociales es un tema legislativo interno de Brasil». Por su parte, Brasilia ha reaccionado con determinación ante lo que considera una «injerencia externa» en sus asuntos. «Si la situación de aranceles del 50 % se mantiene (…) el PIB de Brasil podría disminuir entre un 0,6 % y un 1 %, aunque este efecto podría ser atenuado si se diversifican las exportaciones hacia otros países», anticipó Vinicius Moreira, del equipo de Investigación de Mercados Emergentes de J.P. Morgan. Según las proyecciones de analistas como Sader, a largo plazo, «esta tensión comercial con EE.UU., que es el segundo socio comercial de Brasil, podría llevar al país -que tradicionalmente ha sido una economía relativamente cerrada- a aprovechar la situación para diversificar sus mercados y avanzar hacia una mayor apertura económica». Existen diferencias con el vecino Canadá. Otra de las alianzas comerciales que ha cambiado desde que Trump asumió el poder nuevamente en enero es la relación entre Washington y Canadá. Trump ha incrementado los aranceles sobre los productos no incluidos en el acuerdo T-MEC, pasando del 25 % al 35 %. Estos gravámenes son atribuibles a la percepción de Trump de que el gobierno canadiense «no ha colaborado para detener el flujo constante de fentanilo y otras drogas ilegales» a través de la frontera. Trump, reconocido por su firme apoyo a Israel, ha insinuado que el posible reconocimiento de un Estado palestino por parte de Canadá podría complicar las negociaciones comerciales, aunque luego matizó que este tema «no es un factor principal». Además, el presidente estadounidense también ha amenazado a India con aumentar los aranceles, que ya están al 25 %, por su adquisición de petróleo ruso, que según él, financia la guerra de Moscú en Ucrania. «Haré un anuncio sobre el nuevo monto en las próximas 24 horas», afirmó él este martes. Trump sigue ejerciendo presión con los aranceles, incluso tras llegar a acuerdos, como ocurrió con la Unión Europea, a la que advirtió que podría enfrentar un impuesto del 35 % si no invierte los 600.000 millones de dólares que se comprometió en el trato, que llevó a que Washington redujera los impuestos del 30 % al 15 % para el bloque.