El economista Santiago Niño Becerra analiza la perspectiva de las nuevas generaciones frente a los retos económicos y sociales.
El economista Santiago Niño Becerra ha presentado recientemente un análisis exhaustivo sobre el comportamiento y las proyecciones de las generaciones más jóvenes en España, enfocándose particularmente en cómo afrontan los retos que impactan su vida cotidiana. Su reflexión profunda se enfoca en la aparente falta de interés que percibe o, en otros casos, en las diversas formas que estos jóvenes eligen para expresar su descontento ante un contexto actual complicado, caracterizado por las urgentes dificultades de acceso a la vivienda y la continua precariedad laboral. Niño Becerra ha compartido sus pensamientos en Huffpost, basándose en múltiples conversaciones y observaciones cuidadosas a lo largo del tiempo, y ha hecho una comparación entre la capacidad de adaptación y el activismo de generaciones pasadas con las respuestas particulares que nota en la juventud actual. Este estudio proporciona una visión sobre el desarrollo social y cómo ha variado la percepción de la capacidad de influir en cambios dentro de la sociedad española. Su exposición examina tanto la falta de acción que parece definir a un sector de los jóvenes, como las innovadoras maneras de manifestar la disconformidad que utilizan otros grupos. Se destaca que el contexto económico y social ha influido significativamente en las expectativas de estos grupos, llevándolos a aceptar una realidad que hace solo unas décadas era inimaginable. Niño Becerra recordó una charla hace dos años con un joven de la generación millennial, a quien interpelo sobre la ausencia de una mayor presión social respecto a sus dificultades con la vivienda y el empleo. La respuesta que le dieron fue que, en su opinión, expresar sus opiniones no tenía ningún efecto, una sensación de inutilidad que, según el economista, es común entre muchos. El académico ha comparado esta visión con la de su propia generación, que, como menciona, solía manifestarse por diversas razones y en ocasiones conseguía alcanzar sus metas. Según Niño Becerra, los millennials han llegado a la conclusión de que no pueden lograr cambios mediante los métodos tradicionales, lo que provoca un estado de cierre y resistencia ante las dificultades. Por otro lado, el economista observa una postura distinta en la Generación Z. Aunque «gritan un poco más», su manifestación se dirige «hacia diferentes direcciones». Niño Becerra ha destacado que la ultraderecha en España tiene un importante apoyo entre la Generación Z, a diferencia de lo que sucede con los millenials, lo que interpreta como una protesta que se asocia a una causa mayor en lugar de una demanda independiente. Además, su análisis incluye la percepción que tienen los jóvenes sobre su propia situación, la cual define como desfavorable.
Recientemente, el economista Santiago Niño Becerra ha presentado un análisis exhaustivo sobre la conducta y las expectativas de las generaciones más jóvenes en España, enfocándose en cómo enfrentan los retos que impactan su vida cotidiana. Su profunda reflexión se enfoca en la aparente indiferencia que percibe o, en algunos casos, en las diversas maneras en que estos jóvenes expresan su descontento frente a un contexto actual complicado, caracterizado por las urgentes dificultades de acceso a la vivienda y la constante inestabilidad laboral. Niño Becerra ha compartido sus impresiones en Huffpost, fundamentadas en múltiples conversaciones y observaciones detalladas a lo largo del tiempo, estableciendo una comparación entre la resiliencia y el activismo de generaciones anteriores con las respuestas particulares que nota en los jóvenes de hoy. Este estudio proporciona una visión sobre la transformación social y cómo la percepción de la capacidad individual para generar cambios ha variado considerablemente en la sociedad española. Su exposición examina tanto la aparente apatía que caracteriza a una parte de la juventud, como las novedosas formas de manifestar disconformidad que adoptan otros grupos. Destaca que la situación económica y social ha influido significativamente en las expectativas de estos grupos, llevándolos a aceptar una realidad que hace solo unas décadas era inimaginable. La falta de interés de los jóvenes ante el contexto socioeconómico. Niño Becerra ha mencionado una charla que tuvo hace dos años con un joven de la generación millennial, en la que le preguntó por qué no hay una presión social más intensa respecto a sus dificultades en el ámbito de vivienda y empleo. La respuesta que obtuvo fue que, en su opinión, manifestarse no tenía sentido, una sensación de inutilidad que, según el economista, es común entre muchos. El profesor universitario ha comparado esta actitud con la de su propia generación, que, como menciona, solía protestar por diversos motivos y a veces alcanzaba sus metas. Según Niño Becerra, los jóvenes de la generación millennial parecen haber llegado a la idea de que no es posible lograr cambios a través de este método, lo que resulta en una actitud de cerrarse y resistir ante los desafíos. En contraste, el economista nota una perspectiva distinta en la Generación Z. Aunque «elevan un poco más la voz», su manifestación se dirige «hacia diferentes direcciones».