Al abrir una lata de refresco, pocas personas se detienen a pensar en el diseño detallado que hay detrás del conocido anillo de apertura. Una creencia común es que la pequeña hendidura ovalada que aparece en la lengüeta sirve exclusivamente para insertar una pajita. Sin embargo, la función real de este elemento es mucho más ingeniosa y va más allá de lo evidente.
La historia se remonta a principios de los años 60 en Estados Unidos. Ermal Cleon Fraze, un ingeniero estadounidense, asistía a un picnic cuando se dio cuenta, con cierta frustración, de que no tenía a mano un abrelatas para disfrutar de su cerveza. Este contratiempo rutinario se convirtió en una inspiración y, tras experimentar presionando el recipiente con objetos improvisados, surgió su invento: la lengüeta extraíble colocada en la parte superior de la lata. Este nuevo mecanismo eliminaba la tediosa búsqueda de un abrelatas.
Con el paso de los años la idea fue perfeccionándose. En 1975, Daniel F. Cudzik realizó una mejora clave: integró la lengüeta de manera fija a la lata y añadió una pequeña abertura ovalada, la misma que hoy encontramos en casi todas las latas. Aunque muchos la interpretan como un soporte para pajitas, su autentica función es la de actuar como palanca, permitiendo abrir el envase de forma cómoda y segura sin tener que desprender ninguna pieza del recipiente.
El aparentemente simple orificio cumple además una importante misión ecológica y económica. El diseño ergonómico de la lengüeta permite a los fabricantes reducir la cantidad de aluminio necesaria para cada pieza.
Detrás de cada pequeño detalle, como la famosa hendidura de la lengüeta, hay razones de funcionalidad, sostenibilidad y economía. Lo que parece un apoyo anecdótico para una pajita es, en realidad, parte esencial de un sofisticado diseño pensado para facilitar la vida y cuidar del entorno.
Al abrir una lata de soda, raramente las personas consideran el minucioso diseño que sustenta el famoso anillo de apertura. Un concepto habitual es que la pequeña apertura ovalada presente en la lengüeta se utiliza únicamente para colocar una pajilla. No obstante, la verdadera función de este componente es mucho más astuta y supera lo que parece a simple vista. Su historia se origina a principios de la década de 1960 en los Estados Unidos. Ermal Cleon Fraze, un ingeniero de Estados Unidos, estaba en un picnic cuando se sintió frustrado al darse cuenta de que no tenía un abrelatas para poder abrir su cerveza. Este inconveniente común se transformó en una fuente de inspiración, y después de intentar presionar el recipiente con objetos hechos de forma creativa, nació su invención: la lengüeta extraíble situada en la parte superior de la lata. Este nuevo sistema eliminaba la molesta necesidad de buscar un abrelatas. Con el tiempo, la idea se fue mejorando. En 1975, Daniel F. Cudzik llevó a cabo una innovación importante al fijar la lengüeta a la lata y al incluir una pequeña abertura ovalada, característica que se puede ver en la mayoría de las latas actuales. A pesar de que muchas personas la ven como un soporte para sorbetes, su verdadera función es servir como palanca, facilitando la apertura del envase de manera cómoda y segura sin necesidad de quitar ninguna parte del recipiente. Este orificio, que parece simple, también tiene una relevante función ecológica y económica.
Cada pequeño detalle tiene detrás motivos relacionados con la funcionalidad, la sostenibilidad y la economía.
Al momento de abrir una lata de refresco, son raras las personas que se toman un momento para reflexionar sobre el ingenioso diseño que sustenta el famoso anillo de apertura. Una idea frecuente es que la pequeña abertura ovalada en la lengüeta está destinada únicamente para colocar una pajita. No obstante, el verdadero propósito de este elemento es mucho más ingenioso y se extiende más allá de lo que parece a simple vista. Su historia comienza a principios de los años 60 en Estados Unidos. Ermal Cleon Fraze, un ingeniero de EE. UU., se encontraba en un picnic cuando, con decepción, se percató de que no contaba con un abrelatas para abrir su cerveza. Este inconveniente habitual se transformó en una fuente de inspiración y, después de probar varios objetos para presionar el recipiente, nació su creación: la lengüeta deslizante situada en la parte superior de la lata. Este nuevo sistema eliminaba la molesta necesidad de buscar un abrelatas. Con el tiempo, la idea fue mejorándose. En 1975, Daniel F. Cudzik hizo una mejora importante al fijar la lengüeta a la lata y agregar una pequeña abertura ovalada, un diseño que se ha convertido en estándar en casi todas las latas actuales. Aunque muchos la ven como un soporte para sorbetes, su verdadera función es funcionar como una palanca que facilita la apertura del envase de manera sencilla y segura, sin necesidad de quitar ninguna parte del recipiente. El orificio, que aparentemente es simple, también tiene un papel crucial en términos ecológicos y económicos.