Los portavoces de la ultraizquierda española, como la eurodiputada Irene Montero, no han perdido tiempo a la hora de tildar de racistas a los vecinos de la localidad murciana de Torre Pacheco. No es cuestión, por supuesto, de justificar unos actos de violencia contra algunos residentes de origen extranjero, fundamentalmente marroquíes, que en su inmensa mayoría viven de acuerdo a las leyes y normas de convivencia que a todos obligan. Pero tampoco es cuestión de confundir la indignación y, sobre todo, el miedo que ha despertado en la localidad las acciones de algunos delincuentes con un supuesto racismo estructural. Por no hablar del papel nefasto, una vez más, de las redes sociales, caldeando la situación con falsos vídeos sacados de contexto y de lugar, y viejos de hace tres o cuatro años. Y por último, lamentar la incompetencia de la Delegación del Gobierno a la hora de enviar refuerzos a la zona.
Pero tampoco es cuestión de confundir la indignación y, sobre todo, el miedo que ha despertado en la localidad las acciones de algunos delincuentes con un supuesto racismo estructural.
Los portavoces de la ultraizquierda española, como la eurodiputada Irene Montero, no han perdido tiempo a la hora de tildar de racistas a los vecinos de la localidad murciana de Torre Pacheco. No es cuestión, por supuesto, de justificar unos actos de violencia contra algunos residentes de origen extranjero, fundamentalmente marroquíes, que en su inmensa mayoría viven de acuerdo a las leyes y normas de convivencia que a todos obligan. Pero tampoco es cuestión de confundir la indignación y, sobre todo, el miedo que ha despertado en la localidad las acciones de algunos delincuentes con un supuesto racismo estructural. Por no hablar del papel nefasto, una vez más, de las redes sociales, caldeando la situación con falsos vídeos sacados de contexto y de lugar, y viejos de hace tres o cuatro años. Y por último, lamentar la incompetencia de la Delegación del Gobierno a la hora de enviar refuerzos a la zona.