Conocí a Alberto Núñez Feijóo en 1996, cuando yo era diputado y él ocupaba el cargo de presidente del Insalud. Núñez Feijóo, apenas con poco más de 30 años, utilizó su juventud como un recurso valioso para llevar a cabo de manera sobresaliente las tareas que le asignó el ministro Romay Beccaría en aquel momento. Estableció las bases del Sistema Nacional de Salud (SNS) descentralizado que conocemos, y hoy, casi 30 años después, tras haber liderado con éxito Correos y la Xunta de Galicia, se encuentra ante la «oportunidad» de convertirse en el próximo presidente del Gobierno. El tiempo para el cambio en La Moncloa se está acortando. La corrupción y la inestabilidad actuales son bastante similares a las que se vivían en España en 1993. Núñez Feijóo, consciente de esto, afirmó el pasado domingo que la complicada situación actual «puede resolverse» y se comprometió a «metas muy concretas» para asegurar que «este país avance» desde «la normalidad política», sin crear «territorios de primera y de segunda». Feijóo se comprometió a establecer un Gobierno «ambicioso en sus objetivos y realista en sus compromisos», con diez tareas prioritarias a abordar en los primeros cien días de su mandato, entre las cuales destacó la «escasez de médicos». Este es «el principal déficit del Estado del Bienestar», una dificultad a nivel estatal que, en mi opinión, resulta complicada de resolver teniendo en cuenta aspectos como la huelga nacional del 13 de junio. Es necesario implementar mejoras en salarios, desarrollo profesional, planificación, homologaciones y la creación de nuevas especialidades. Sin embargo, quien tiene la habilidad para abordar el problema actual es el Núñez Feijóo de hoy, que tiene el mismo ímpetu y principios que en los años 90, pero también cuenta con toda la experiencia necesaria para lograr que «España, incluida la Sanidad, opere adecuadamente».
La corrupción y la inestabilidad que se vive hoy son muy similares a las de España en 1993.
Conocí a Alberto Núñez Feijóo en 1996, cuando yo era diputado y él ocupaba el cargo de presidente del Insalud. Núñez Feijóo, apenas con poco más de 30 años, utilizó su juventud como un recurso valioso para llevar a cabo de manera sobresaliente las tareas que le asignó el ministro Romay Beccaría en aquel momento. Estableció las bases del Sistema Nacional de Salud (SNS) descentralizado que conocemos, y hoy, casi 30 años después, tras haber liderado con éxito Correos y la Xunta de Galicia, se encuentra ante la «oportunidad» de convertirse en el próximo presidente del Gobierno. El tiempo para el cambio en La Moncloa se está acortando. La corrupción y la inestabilidad actuales son bastante similares a las que se vivían en España en 1993. Núñez Feijóo, consciente de esto, afirmó el pasado domingo que la complicada situación actual «puede resolverse» y se comprometió a «metas muy concretas» para asegurar que «este país avance» desde «la normalidad política», sin crear «territorios de primera y de segunda». Feijóo se comprometió a establecer un Gobierno «ambicioso en sus objetivos y realista en sus compromisos», con diez tareas prioritarias a abordar en los primeros cien días de su mandato, entre las cuales destacó la «escasez de médicos». Este es «el principal déficit del Estado del Bienestar», una dificultad a nivel estatal que, en mi opinión, resulta complicada de resolver teniendo en cuenta aspectos como la huelga nacional del 13 de junio. Es necesario implementar mejoras en salarios, desarrollo profesional, planificación, homologaciones y la creación de nuevas especialidades. Sin embargo, quien tiene la habilidad para abordar el problema actual es el Núñez Feijóo de hoy, que tiene el mismo ímpetu y principios que en los años 90, pero también cuenta con toda la experiencia necesaria para lograr que «España, incluida la Sanidad, opere adecuadamente».