El verano suele traer consigo noches largas, cenas al aire libre y temperaturas elevadas. Pero también arrastra una queja común: mucha gente duerme peor. Aunque el calor es una causa evidente, hay otro factor que suele pasarse por alto y que muchas personas repiten sin darse cuenta cada noche.
Dormir mal no es solo culpa del calor
Las altas temperaturas dificultan conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche. Sin embargo, muchas personas no adaptan sus rutinas a esta estación, lo que puede agravar el problema. Seguir con los mismos hábitos que en invierno —como duchas calientes, cenas copiosas o falta de ventilación— contribuye directamente al mal descanso.
Errores comunes en las noches de verano
- Dormitorios mal ventilados: Mantener las ventanas cerradas durante el día hace que el calor se acumule. Lo ideal es ventilar a primera hora de la mañana y proteger las habitaciones del sol directo.
- Ropa de cama inapropiada: Usar tejidos pesados o poco transpirables impide una buena regulación térmica. Cambiar a sábanas de algodón o lino puede mejorar notablemente el confort nocturno.
- Duchas calientes antes de dormir: Aunque relajantes, elevan la temperatura corporal. En verano, una ducha tibia o ligeramente fresca ayuda más a inducir el sueño.
- Cenas tardías y pesadas: Las digestiones lentas alteran la calidad del sueño. Una cena ligera, al menos dos horas antes de dormir, es preferible.
- Uso excesivo de pantallas: La luz azul de móviles, tablets y televisores puede retrasar el sueño. Limitar su uso antes de acostarse ayuda al cuerpo a prepararse para descansar.
Pequeños ajustes, grandes cambios
Bajar la temperatura de la habitación —idealmente entre 18 y 22 C—, reducir el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y adaptar la rutina nocturna al clima veraniego puede marcar una gran diferencia. Dormir bien en verano es posible si se evita el error de actuar como si aún estuviéramos en invierno.
El verano suele traer consigo noches largas, cenas al aire libre y temperaturas elevadas. Pero también arrastra una queja común: mucha gente duerme peor. Aunque el calor es una causa evidente, hay otro factor que suele pasarse por alto y que muchas personas repiten sin darse cuenta cada noche.. Dormir mal no es solo culpa del calor. Las altas temperaturas dificultan conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche. Sin embargo, muchas personas no adaptan sus rutinas a esta estación, lo que puede agravar el problema. Seguir con los mismos hábitos que en invierno —como duchas calientes, cenas copiosas o falta de ventilación— contribuye directamente al mal descanso.. Errores comunes en las noches de verano. Dormitorios mal ventilados: Mantener las ventanas cerradas durante el día hace que el calor se acumule. Lo ideal es ventilar a primera hora de la mañana y proteger las habitaciones del sol directo.. Ropa de cama inapropiada: Usar tejidos pesados o poco transpirables impide una buena regulación térmica. Cambiar a sábanas de algodón o lino puede mejorar notablemente el confort nocturno.. Duchas calientes antes de dormir: Aunque relajantes, elevan la temperatura corporal. En verano, una ducha tibia o ligeramente fresca ayuda más a inducir el sueño.. Cenas tardías y pesadas: Las digestiones lentas alteran la calidad del sueño. Una cena ligera, al menos dos horas antes de dormir, es preferible.. Uso excesivo de pantallas: La luz azul de móviles, tablets y televisores puede retrasar el sueño. Limitar su uso antes de acostarse ayuda al cuerpo a prepararse para descansar.. Pequeños ajustes, grandes cambios. Bajar la temperatura de la habitación —idealmente entre 18 y 22 C—, reducir el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y adaptar la rutina nocturna al clima veraniego puede marcar una gran diferencia. Dormir bien en verano es posible si se evita el error de actuar como si aún estuviéramos en invierno.
Dormir bien en verano es posible si se evita el error de actuar como si aún estuviéramos en invierno
El verano suele traer consigo noches largas, cenas al aire libre y temperaturas elevadas. Pero también arrastra una queja común: mucha gente duerme peor. Aunque el calor es una causa evidente, hay otro factor que suele pasarse por alto y que muchas personas repiten sin darse cuenta cada noche.. Dormir mal no es solo culpa del calor. Las altas temperaturas dificultan conciliar el sueño y mantenerlo durante la noche. Sin embargo, muchas personas no adaptan sus rutinas a esta estación, lo que puede agravar el problema. Seguir con los mismos hábitos que en invierno —como duchas calientes, cenas copiosas o falta de ventilación— contribuye directamente al mal descanso.. Errores comunes en las noches de verano. Dormitorios mal ventilados: Mantener las ventanas cerradas durante el día hace que el calor se acumule. Lo ideal es ventilar a primera hora de la mañana y proteger las habitaciones del sol directo.. Ropa de cama inapropiada: Usar tejidos pesados o poco transpirables impide una buena regulación térmica. Cambiar a sábanas de algodón o lino puede mejorar notablemente el confort nocturno.. Duchas calientes antes de dormir: Aunque relajantes, elevan la temperatura corporal. En verano, una ducha tibia o ligeramente fresca ayuda más a inducir el sueño.. Cenas tardías y pesadas: Las digestiones lentas alteran la calidad del sueño. Una cena ligera, al menos dos horas antes de dormir, es preferible.. Uso excesivo de pantallas: La luz azul de móviles, tablets y televisores puede retrasar el sueño. Limitar su uso antes de acostarse ayuda al cuerpo a prepararse para descansar.. Pequeños ajustes, grandes cambios. Bajar la temperatura de la habitación —idealmente entre 18 y 22 °C—, reducir el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y adaptar la rutina nocturna al clima veraniego puede marcar una gran diferencia. Dormir bien en verano es posible si se evita el error de actuar como si aún estuviéramos en invierno.