España ocupa el cuarto lugar en cuanto a potencia económica, detrás de Alemania, Francia e Italia.
Este verano, existe un consenso general sobre la importancia de contar con una UE robusta y competitiva, especialmente después de las recientes negociaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos sobre aranceles. Esto se considera esencial para enfrentar los desafíos geopolíticos y un mundo cada vez más polarizado. En este marco, España debe aprovechar la oportunidad de establecerse como un país líder tanto dentro como fuera de la UE, actuando como enlace entre Hispanoamérica y el norte de África. La débil mayoría en el Parlamento del Gobierno de Coalición, junto con la ausencia de regulación que proporcione claridad, representa un riesgo para nuestra economía. España se posiciona como la cuarta economía más grande, solo detrás de Alemania, Francia e Italia. El crecimiento de la economía española se debe a las reformas económicas implementadas durante el mandato de Rajoy, en respuesta a la gran crisis provocada por Lehman Brothers en 2008. Esta declaración no carece de fundamento, ya que incluso el renombrado periódico ‘The Economist’ posicionó el mes de diciembre pasado a nuestra nación en la cima de la lista de las economías más prósperas a nivel mundial. El diario de habla inglesa atribuyó este estado de cosas «en gran parte a las reformas del sistema financiero y del mercado laboral promovidas por el antiguo gobierno conservador durante la crisis económica», y agregó «Su economía está disfrutando los beneficios de reformas previas». En 2011, España fue uno de los países europeos con mayor crecimiento (22,25%) superando a Alemania (21,58%) y Francia (24,09%), según Eurostat. Sin embargo, el dato que menos se conoce (y que actualmente se está tratando con la reforma de la jornada laboral) es que la productividad por hora trabajada en España es un 14% más baja que la media de Europa, lo cual cuestiona la viabilidad de estos buenos resultados a menos que se realicen más reformas estructurales. Es importante prestar atención a nuestras exportaciones, ya que han mostrado una notable desaceleración que debería preocuparnos. Después de alcanzar un máximo en 2022, el sector terminó 2023 con una disminución del 1,4%. Aunque en 893 se observó un leve incremento del 0,2% en valor, en términos de unidades reales se reportó una caída del 1,5%.
Este verano, después de las últimas negociaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos sobre aranceles, hay un amplio acuerdo sobre la importancia de contar con una UE sólida y competitiva para enfrentar los desafíos geopolíticos y un mundo altamente polarizado. En este sentido, España tiene la ocasión de establecerse como un país líder tanto en la UE como en el resto del mundo, actuando como un vínculo entre Hispanoamérica y el norte de África. La inestable mayoría en el Parlamento del Gobierno de Coalición, junto con la ausencia de normativas que proporcionen certeza, representa un riesgo para nuestra economía. España ocupa el cuarto lugar en el ranking económico, detrás de Alemania, Francia e Italia. La economía de España experimenta un crecimiento gracias a las reformas económicas implementadas durante el mandato de Rajoy, tras la grave crisis provocada por la quiebra de Lehman Brothers en 2008. Esta declaración no es infundada, ya que incluso el renombrado periódico ‘The Economist’ colocó el mes pasado a nuestra nación en la cima del ranking de las economías más prósperas del planeta. Un diario de habla inglesa señaló que esta situación se debe «en gran parte a las reformas en el sistema financiero y en el mercado laboral realizadas por el gobierno conservador anterior durante la gran recesión». También menciona que «Su economía está beneficiándose de reformas anteriores». En 2011, España se situó entre los países europeos con mayor crecimiento (22025,153%), superando a Alemania (215,289%) y Francia (240,9%), de acuerdo a Eurostat. Sin embargo, un aspecto menos evidente (y que actualmente se está tratando con la reforma que busca reducir la jornada laboral) es que la productividad por hora en España es un 14% más baja que el promedio europeo, lo que genera cuestionamientos sobre la viabilidad de estos optimistas datos sin implementar reformas estructurales adicionales. Es importante prestar atención a nuestras exportaciones, que han mostrado un aumento moderado que resulta preocupante. Después de alcanzar un récord en 2022, este sector terminó 2023 con una disminución del 1,4%. Si bien en 893 se observó un leve incremento del 0,2% en valor, en términos de unidades reales sufrió una reducción del 1,5%.