No todas las historias de amor terminan por falta de sentimientos. A menudo, lo que se interpreta como “se acabó el amor” es simplemente el resultado de no haber comprendido las etapas naturales por las que atraviesan las relaciones de pareja. Así lo explica Silvia Severino, psicóloga especializada en relaciones afectivas, en un vídeo que ha generado gran repercusión en redes sociales: “Las relaciones tienen cinco etapas. La mayoría se quedan en la tercera”.
Su mensaje pone el foco en cómo evolucionan los vínculos a lo largo del tiempo y qué obstáculos suelen aparecer en cada fase. Comprenderlas no solo ayuda a saber en qué punto se encuentra una pareja, sino también a evitar rupturas prematuras basadas en expectativas poco realistas.
Las cinco etapas de una relación y por qué la mayoría se quedan en la tercera
Etapa 1: El enamoramiento
Todo empieza con lo que Silvia llama la luna de miel: la etapa de la ilusión, las mariposas en el estómago, la conexión intensa. “Primera etapa: enamoramiento, risas, ilusión, mariposas”, resume. En este punto, la atracción es alta, la química domina, y las diferencias aún no son un problema. Las parejas suelen mostrarse en su mejor versión, priorizan el tiempo compartido y minimizan los defectos del otro.
Aunque esta fase es importante para crear vínculo y deseo, también es pasajera. Estudios en neurociencia, como los de la antropóloga Helen Fisher, han demostrado que el cerebro libera grandes cantidades de dopamina y oxitocina durante el enamoramiento, generando una especie de “subidón emocional” que no se sostiene a largo plazo.
Etapa 2: La convivencia y las rutinas
Con el tiempo, la relación se estabiliza. Llega la segunda etapa: “Se pone serio. Sigue el cariño, pero baja la intensidad. Quizás ya convivís y empiezan las rutinas”. El enamoramiento da paso a una conexión más realista. Empiezan a aparecer los hábitos, la cotidianeidad y una convivencia que, aunque cercana, también puede poner en evidencia diferencias y puntos de fricción.
Según Silvia, esta etapa no es negativa en sí misma, pero exige adaptaciones. Es cuando muchas parejas consolidan su vínculo desde una perspectiva más madura, aunque a costa de la intensidad emocional del comienzo.
Etapa 3: El desencanto
La tercera fase es crítica. “¿Qué ha pasado? Más discusiones, menos conexión. Y aquí terminan muchas relaciones. Aquí es donde piensan que ya no hay amor”, señala Silvia. En esta etapa, las expectativas que se construyeron en las fases anteriores colisionan con la realidad.
Los defectos del otro se hacen más evidentes, las discusiones aumentan y muchas personas interpretan este cambio como el fin del amor. Sin embargo, muchos terapeutas coinciden en que el amor, lejos de desaparecer, cambia de forma. El desafío consiste en atravesar esta fase sin caer en la frustración o el distanciamiento. Desde la psicología, se interpreta este periodo como una oportunidad para crecer: es cuando la pareja puede pasar de una relación basada en la idealización a una relación basada en la aceptación.
Etapa 4: Ver al otro tal como es
Si la pareja consigue superar la crisis del desencanto, llega una etapa clave: “Bajarse del pedestal. Aprendemos a aceptar la verdad. Hay más respeto y más compromiso”. Aquí, Silvia se refiere a la capacidad de ver al otro de forma completa, con virtudes y defectos, sin tratar de cambiarlo ni proyectar en él una imagen ideal.
Esta etapa implica madurez emocional. El respeto mutuo se fortalece, y con él, la decisión consciente de continuar el vínculo. Ya no se trata solo de sentimientos automáticos, sino de un compromiso real con el otro tal como es.
Según diversos enfoques terapéuticos, como la terapia de pareja basada en la emoción (EFT), este punto permite una conexión más auténtica, donde las diferencias dejan de ser amenazas y se transforman en parte del acuerdo relacional.
Etapa 5: Construir como equipo
La etapa final no es un destino estático, sino un espacio desde donde se puede seguir construyendo. “Sois un equipo. Compartís valores y metas y se construye desde lo real, no desde la ilusión”, concluye Silvia. Este nivel de la relación se basa en el entendimiento profundo, el proyecto compartido y una comunicación más fluida.
Se trata de una etapa en la que la pareja ya no depende tanto de las emociones del momento, sino de decisiones, compatibilidad a largo plazo y visión de futuro. Valores como la colaboración, la empatía y el apoyo mutuo son los pilares sobre los que se asienta.
Un cambio de perspectiva
El planteamiento de Silvia Severino invita a revisar la forma en la que muchas personas interpretan las dificultades de pareja. Entender que las crisis son fases esperables, y no necesariamente el final, permite enfrentar los altibajos con una mirada más amplia.
Ahora que parece que abundan las relaciones fugaces y las rupturas impulsivas, recordar que “la mayoría se quedan en la tercera” puede ser una llamada a la reflexión. Porque más allá del enamoramiento, el amor, el duradero, se construye, se cuida y se elige. Día a día. Fase tras fase.
No todas las historias de amor terminan por falta de sentimientos. A menudo, lo que se interpreta como “se acabó el amor” es simplemente el resultado de no haber comprendido las etapas naturales por las que atraviesan las relaciones de pareja. Así lo explica Silvia Severino, psicóloga especializada en relaciones afectivas, en un vídeo que ha generado gran repercusión en redes sociales: “Las relaciones tienen cinco etapas. La mayoría se quedan en la tercera”.. Su mensaje pone el foco en cómo evolucionan los vínculos a lo largo del tiempo y qué obstáculos suelen aparecer en cada fase. Comprenderlas no solo ayuda a saber en qué punto se encuentra una pareja, sino también a evitar rupturas prematuras basadas en expectativas poco realistas.. Las cinco etapas de una relación y por qué la mayoría se quedan en la tercera. Etapa 1: El enamoramiento. Todo empieza con lo que Silvia llama la luna de miel: la etapa de la ilusión, las mariposas en el estómago, la conexión intensa. “Primera etapa: enamoramiento, risas, ilusión, mariposas”, resume. En este punto, la atracción es alta, la química domina, y las diferencias aún no son un problema. Las parejas suelen mostrarse en su mejor versión, priorizan el tiempo compartido y minimizan los defectos del otro.. Aunque esta fase es importante para crear vínculo y deseo, también es pasajera. Estudios en neurociencia, como los de la antropóloga Helen Fisher, han demostrado que el cerebro libera grandes cantidades de dopamina y oxitocina durante el enamoramiento, generando una especie de “subidón emocional” que no se sostiene a largo plazo.. Etapa 2: La convivencia y las rutinas. Con el tiempo, la relación se estabiliza. Llega la segunda etapa: “Se pone serio. Sigue el cariño, pero baja la intensidad. Quizás ya convivís y empiezan las rutinas”. El enamoramiento da paso a una conexión más realista. Empiezan a aparecer los hábitos, la cotidianeidad y una convivencia que, aunque cercana, también puede poner en evidencia diferencias y puntos de fricción.. Según Silvia, esta etapa no es negativa en sí misma, pero exige adaptaciones. Es cuando muchas parejas consolidan su vínculo desde una perspectiva más madura, aunque a costa de la intensidad emocional del comienzo.. Etapa 3: El desencanto. La tercera fase es crítica. “¿Qué ha pasado? Más discusiones, menos conexión. Y aquí terminan muchas relaciones. Aquí es donde piensan que ya no hay amor”, señala Silvia. En esta etapa, las expectativas que se construyeron en las fases anteriores colisionan con la realidad.. Los defectos del otro se hacen más evidentes, las discusiones aumentan y muchas personas interpretan este cambio como el fin del amor. Sin embargo, muchos terapeutas coinciden en que el amor, lejos de desaparecer, cambia de forma. El desafío consiste en atravesar esta fase sin caer en la frustración o el distanciamiento. Desde la psicología, se interpreta este periodo como una oportunidad para crecer: es cuando la pareja puede pasar de una relación basada en la idealización a una relación basada en la aceptación.. Etapa 4: Ver al otro tal como es. Si la pareja consigue superar la crisis del desencanto, llega una etapa clave: “Bajarse del pedestal. Aprendemos a aceptar la verdad. Hay más respeto y más compromiso”. Aquí, Silvia se refiere a la capacidad de ver al otro de forma completa, con virtudes y defectos, sin tratar de cambiarlo ni proyectar en él una imagen ideal.. Esta etapa implica madurez emocional. El respeto mutuo se fortalece, y con él, la decisión consciente de continuar el vínculo. Ya no se trata solo de sentimientos automáticos, sino de un compromiso real con el otro tal como es.. Según diversos enfoques terapéuticos, como la terapia de pareja basada en la emoción (EFT), este punto permite una conexión más auténtica, donde las diferencias dejan de ser amenazas y se transforman en parte del acuerdo relacional.. Etapa 5: Construir como equipo. La etapa final no es un destino estático, sino un espacio desde donde se puede seguir construyendo. “Sois un equipo. Compartís valores y metas y se construye desde lo real, no desde la ilusión”, concluye Silvia. Este nivel de la relación se basa en el entendimiento profundo, el proyecto compartido y una comunicación más fluida.. Se trata de una etapa en la que la pareja ya no depende tanto de las emociones del momento, sino de decisiones, compatibilidad a largo plazo y visión de futuro. Valores como la colaboración, la empatía y el apoyo mutuo son los pilares sobre los que se asienta.. Un cambio de perspectiva. El planteamiento de Silvia Severino invita a revisar la forma en la que muchas personas interpretan las dificultades de pareja. Entender que las crisis son fases esperables, y no necesariamente el final, permite enfrentar los altibajos con una mirada más amplia.. Ahora que parece que abundan las relaciones fugaces y las rupturas impulsivas, recordar que “la mayoría se quedan en la tercera” puede ser una llamada a la reflexión. Porque más allá del enamoramiento, el amor, el duradero, se construye, se cuida y se elige. Día a día. Fase tras fase.
Del enamoramiento a la construcción de un vínculo sólido, las relaciones de pareja atraviesan distintas fases. Entenderlas puede marcar la diferencia entre romper o avanzar
No todas las historias de amor terminan por falta de sentimientos. A menudo, lo que se interpreta como “se acabó el amor” es simplemente el resultado de no haber comprendido las etapas naturales por las que atraviesan las relaciones de pareja. Así lo explica Silvia Severino, psicóloga especializada en relaciones afectivas, en un vídeo que ha generado gran repercusión en redes sociales: “Las relaciones tienen cinco etapas. La mayoría se quedan en la tercera”.. Su mensaje pone el foco en cómo evolucionan los vínculos a lo largo del tiempo y qué obstáculos suelen aparecer en cada fase. Comprenderlas no solo ayuda a saber en qué punto se encuentra una pareja, sino también a evitar rupturas prematuras basadas en expectativas poco realistas.. Las cinco etapas de una relación y por qué la mayoría se quedan en la tercera. Etapa 1: El enamoramiento. Todo empieza con lo que Silvia llama la luna de miel: la etapa de la ilusión, las mariposas en el estómago, la conexión intensa. “Primera etapa: enamoramiento, risas, ilusión, mariposas”, resume. En este punto, la atracción es alta, la química domina, y las diferencias aún no son un problema. Las parejas suelen mostrarse en su mejor versión, priorizan el tiempo compartido y minimizan los defectos del otro.. Aunque esta fase es importante para crear vínculo y deseo, también es pasajera. Estudios en neurociencia, como los de la antropóloga Helen Fisher, han demostrado que el cerebro libera grandes cantidades de dopamina y oxitocina durante el enamoramiento, generando una especie de “subidón emocional” que no se sostiene a largo plazo.. Etapa 2: La convivencia y las rutinas. Con el tiempo, la relación se estabiliza. Llega la segunda etapa: “Se pone serio. Sigue el cariño, pero baja la intensidad. Quizás ya convivís y empiezan las rutinas”. El enamoramiento da paso a una conexión más realista. Empiezan a aparecer los hábitos, la cotidianeidad y una convivencia que, aunque cercana, también puede poner en evidencia diferencias y puntos de fricción.. Según Silvia, esta etapa no es negativa en sí misma, pero exige adaptaciones. Es cuando muchas parejas consolidan su vínculo desde una perspectiva más madura, aunque a costa de la intensidad emocional del comienzo.. Etapa 3: El desencanto. La tercera fase es crítica. “¿Qué ha pasado? Más discusiones, menos conexión. Y aquí terminan muchas relaciones. Aquí es donde piensan que ya no hay amor”, señala Silvia. En esta etapa, las expectativas que se construyeron en las fases anteriores colisionan con la realidad.. Los defectos del otro se hacen más evidentes, las discusiones aumentan y muchas personas interpretan este cambio como el fin del amor. Sin embargo, muchos terapeutas coinciden en que el amor, lejos de desaparecer, cambia de forma. El desafío consiste en atravesar esta fase sin caer en la frustración o el distanciamiento. Desde la psicología, se interpreta este periodo como una oportunidad para crecer: es cuando la pareja puede pasar de una relación basada en la idealización a una relación basada en la aceptación.. Etapa 4: Ver al otro tal como es. Si la pareja consigue superar la crisis del desencanto, llega una etapa clave: “Bajarse del pedestal. Aprendemos a aceptar la verdad. Hay más respeto y más compromiso”. Aquí, Silvia se refiere a la capacidad de ver al otro de forma completa, con virtudes y defectos, sin tratar de cambiarlo ni proyectar en él una imagen ideal.. Esta etapa implica madurez emocional. El respeto mutuo se fortalece, y con él, la decisión consciente de continuar el vínculo. Ya no se trata solo de sentimientos automáticos, sino de un compromiso real con el otro tal como es.. Según diversos enfoques terapéuticos, como la terapia de pareja basada en la emoción (EFT), este punto permite una conexión más auténtica, donde las diferencias dejan de ser amenazas y se transforman en parte del acuerdo relacional.. Etapa 5: Construir como equipo. La etapa final no es un destino estático, sino un espacio desde donde se puede seguir construyendo. “Sois un equipo. Compartís valores y metas y se construye desde lo real, no desde la ilusión”, concluye Silvia. Este nivel de la relación se basa en el entendimiento profundo, el proyecto compartido y una comunicación más fluida.. Se trata de una etapa en la que la pareja ya no depende tanto de las emociones del momento, sino de decisiones, compatibilidad a largo plazo y visión de futuro. Valores como la colaboración, la empatía y el apoyo mutuo son los pilares sobre los que se asienta.. Un cambio de perspectiva. El planteamiento de Silvia Severino invita a revisar la forma en la que muchas personas interpretan las dificultades de pareja. Entender que las crisis son fases esperables, y no necesariamente el final, permite enfrentar los altibajos con una mirada más amplia.. Ahora que parece que abundan las relaciones fugaces y las rupturas impulsivas, recordar que “la mayoría se quedan en la tercera” puede ser una llamada a la reflexión. Porque más allá del enamoramiento, el amor, el duradero, se construye, se cuida y se elige. Día a día. Fase tras fase.