Desde hace tiempo, las botellas de plástico desechables presentan un cambio que no ha pasado desapercibido para los consumidores: los tapones ahora vienen sujetos a la botella. Esta medida, implantada por normativa europea, pretende reducir la cantidad de residuos plásticos que terminan abandonados en la naturaleza.
Evitar que los tapones se separen impide que acaben como desperdicio, ayudando así a proteger el medio ambiente. Pero el día a día demuestra que, a la hora de beber, estos tapones fijos pueden resultar una molestia. Muchos usuarios se quejan de que el tapón se interpone y roza la cara o la nariz, haciendo que un gesto tan cotidiano como beber agua se vuelva algo incómodo.
El truco que soluciona el problema
No obstante, existe una solución sencilla que ha comenzado a circular entre varios usuarios. El procedimiento es fácil y requiere únicamente unos segundos: se desenrosca por completo el tapón, después, basta con tirar suavemente del tapón hacia abajo, de modo que se separe parcialmente el anillo de plástico situado en la boca de la botella.
Esta pequeña maniobra permite estirar la unión entre la botella y el tapón, lo que posibilita girar el tapón hacia el lado opuesto de la abertura. De este modo, el tapón deja de estar en medio y pasa a quedar orientado hacia abajo, alejándose del rostro.
Este truco, eso sí, no es aplicable a todas las marcas y modelos de botellas. Suele ser efectivo en aquellas cuyo anillo de plástico alrededor de la boca de la botella está ligeramente troquelado. En las botellas que no lo permiten, se puede probar una variante: girar el tapón 180 grados después de abrirlo, para que su interior mire hacia abajo y se aleje también de la cara.
Desde hace un tiempo, las botellas de plástico de un solo uso han experimentado una modificación notable que ha sido notada por los consumidores: los tapones ahora están fijados a la botella. Esta acción, establecida por regulaciones europeas, busca disminuir la cantidad de residuos plásticos que se desechan en la naturaleza. Al evitar que los tapones se separen, se previene que se conviertan en desperdicio, contribuyendo de este modo a la protección del medio ambiente. Sin embargo, la experiencia cotidiana muestra que estos tapones fijos pueden ser incómodos al momento de consumir bebidas. Numerosos usuarios expresan su descontento porque el tapón les molesta y les roza la cara o la nariz, haciendo que una acción tan habitual como beber agua resulte incómoda. Sin embargo, hay un truco que puede resolver esta situación. Sin embargo, hay una solución fácil que ha comenzado a difundirse entre varios usuarios. El proceso es sencillo y solo toma unos segundos: primero, hay que quitar el tapón completamente, luego, simplemente hay que tirar suavemente hacia abajo del tapón, lo que hará que el anillo de plástico en la parte superior de la botella se separe parcialmente. Este pequeño movimiento permite alargar la conexión entre la botella y el tapón, facilitando así la rotación del tapón en dirección contraria a la abertura. De esta manera, el tapón ya no se encuentra en el centro, sino que queda apuntando hacia abajo, alejándose de la cara. Sin embargo, este método no es adecuado para todas las marcas y tipos de botellas. Generalmente resulta ser eficaz en las botellas que tienen el anillo de plástico alrededor de la boca ligeramente perforado.
El proceso es sencillo y solo toma unos pocos segundos.
Desde hace un tiempo, las botellas de plástico de un solo uso han experimentado una modificación notable que ha sido notada por los consumidores: los tapones ahora están fijados a la botella. Esta acción, establecida por regulaciones europeas, busca disminuir la cantidad de residuos plásticos que se desechan en la naturaleza. Al evitar que los tapones se separen, se previene que se conviertan en desperdicio, contribuyendo de este modo a la protección del medio ambiente. Sin embargo, la experiencia cotidiana muestra que estos tapones fijos pueden ser incómodos al momento de consumir bebidas. Numerosos usuarios expresan su descontento porque el tapón roza su rostro o nariz, convirtiendo una acción tan habitual como beber agua en una experiencia incómoda. Sin embargo, se ha difundido una solución simple entre varios de ellos. El proceso es sencillo y solo toma unos segundos: primero, hay que quitar el tapón completamente, luego, simplemente hay que tirar suavemente hacia abajo del tapón, lo que hará que el anillo de plástico en la parte superior de la botella se separe parcialmente. Este pequeño movimiento permite alargar la conexión entre la botella y el tapón, facilitando así la rotación del tapón en dirección contraria a la abertura. De esta manera, el tapón ya no se encuentra en el centro, sino que queda apuntando hacia abajo, alejándose de la cara. Sin embargo, este método no es adecuado para todas las marcas y tipos de botellas. Generalmente resulta ser eficaz en las botellas que tienen el anillo de plástico alrededor de la boca ligeramente perforado. En las botellas que no ofrecen esta posibilidad, se puede intentar una alternativa: girar el tapón 180 grados tras abrirlo, de manera que la parte interior quede hacia abajo, alejándolo también del rostro.