El republicano se jacta de que ya están llegando a EE UU “miles de millones” con la entrada en vigor de las nuevas tasas
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de dar martillazos en el ataúd de la globalización. Quien suele proclamar que arancel es “la palabra más hermosa del diccionario” ha demostrado en medio año de mandato que ha sacado brillo a esta palabra y que quiere seguir haciéndolo en el tiempo que le quede en la Casa Blanca. Este jueves entran en vigor las nuevas tasas que Washington impone a la mayoría de países del mundo, una semana después de su publicación. Su puesta en marcha no despeja incertidumbres. Y deja claro que las amenazas a los países continúan.. Este miércoles, Trump dobló los gravámenes a la India, que llegarán al 50%, por sus compras de petróleo a Rusia. Y el día anterior había lanzado una nueva amenaza a la Unión Europea. En una entrevista telefónica con la cadena de televisión CNBC, el republicano advirtió a Bruselas de que sus gravámenes podían dispararse al 35% si no se materializan las inversiones de 600.000 millones de dólares (unos 520.000 millones de euros) que el club europeo había prometido en su acuerdo de hace casi dos semanas.. Trump también anunció que impondrá un arancel del 100% a las importaciones de semiconductores y chips, pero con una importante exención: no se aplicará a las empresas que fabriquen en EE UU o se comprometan a hacerlo. “Si, por alguna razón, dices que estás construyendo y no lo haces, entonces revisamos el cálculo, lo sumamos, se acumula y te cobramos más adelante; tienes que pagar, y eso es una garantía”, señaló.. La medida está en línea con el objetivo del republicano para llevar la manufactura de vuelta a su país. Este anuncio coincide, de hecho, con la noticia de que Apple invertiría 100.000 millones de dólares (más de 85.650 millones de euros) adicionales en su mercado local.. Pese a que estas declaraciones de Trump no constituyen un anuncio formal, los principales países afectados han reaccionado a la noticia. De un lado, el principal enviado comercial de Corea del Sur ha celebrado que los fabricantes de chips Samsung Electronics y SK Hynix no estarán sujetos a la tarifa. Su país, ha dicho, tendrá los aranceles más favorables para los semiconductores en virtud de un acuerdo comercial entre Washington y Seúl. En el otro extremo del espectro, el presidente de la industria filipina de semiconductores, Dan Lachica, ha afirmado que el plan de Trump sería “devastador” para su país.. Buques cargados con contenedores en el puerto norte de Manila (Filipinas), este jueves.Aaron Favila (AP). Todavía hay áreas enteras por resolver con enormes incertidumbres acerca de su aplicación. El desconcierto es patente. Incluso sobre la entrada en vigor de los aranceles. En Bruselas se entendía que ese momento llegaba el viernes, frente a la idea de Washington del jueves.. La aplicación del nuevo régimen impondrá aranceles del 15% a la mayor parte de los aliados estadounidenses —incluida la UE—, un suelo mínimo del 10% y un máximo que tras el castigo a la India se encuentra en el 50%. Al menos, de momento. Pero la foto no está completa, y es posible, dado lo volátil del temperamento de Trump, que nunca llegue a estarlo del todo; que se vayan introduciendo modificaciones en el trato a un país u otro, dependiendo de las simpatías o fobias del presidente en un momento dado.. Sanciones a Rusia. Las primeras modificaciones al régimen arancelario general son, de hecho, inminentes. Trump, que ha encontrado en la política comercial su herramienta favorita de presión para socios y rivales, ya ha dejado saber que podría imponer sanciones y gravámenes a Rusia, y aranceles secundarios para otros compradores de petróleo de Moscú, para este mismo jueves o viernes. Para la semana próxima ha anunciado nuevas tasas para los semiconductores, que cargarían con un 100%, y los productos farmacéuticos. Estos últimos podrían verse gravados ahora con un impuesto más o menos moderado y dentro de un par de años con un chocante 250%, según advertía el presidente estadounidense en una entrevista a comienzos de esta semana.. En Washington, la presidenta suiza, Karin Keller-Sutter, se ha reunido este miércoles con el secretario de Estado, Marco Rubio, en una negociación contra el reloj para lograr una rebaja de los aranceles a su país, ahora del 39%.. La presidenta de Suiza, Karin Keller-Sutter, posando junto al secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, durante la reunión en Washington.EFESwiss President Karin Keller-Sutter arrives at the State Department, Wednesday, Aug. 6, 2025, in Washington. (AP Photo/Mark Schiefelbein)Associated Press/LaPresse (APN). La semana próxima se cumplirá otro plazo: el que se han fijado Washington y Pekín para resolver sus respectivos tratamientos arancelarios y que expira en principio el martes 12, aunque ambas capitales han insinuado que podría haber prórroga. Más margen tiene México, que negoció una ampliación de 90 días para llegar a un acuerdo.. Pese a los enormes interrogantes aún por resolver —el principal: qué impacto real acabará teniendo en la economía mundial, y en la estadounidense este bandazo hacia el proteccionismo tras décadas de globalización—, Trump se muestra exultante sobre su política, que considera un éxito absoluto. “Tenemos un montón de dinero, mucho más de lo que este país ha visto jamás”, proclama a diestro y siniestro.. Las cifras, de momento, le dan en parte la razón. En julio, el Tesoro de Estados Unidos ha recaudado en torno a 30.000 millones de dólares en impuestos a las importaciones, un 242% más que en el mismo mes del año pasado. Desde abril, esa cifra ha sobrepasado los 100.000 millones de dólares.. Con ese dinero, Trump aspira a financiar los amplios recortes fiscales que ha puesto en marcha en Estados Unidos y reducir la galopante deuda soberana, de 36 billones de dólares (más del 120% de su producto interior bruto). Incluso ha llegado a coquetear con la idea de repartir cheques entre los ciudadanos del país en algún momento en el futuro. “El propósito de lo que estoy haciendo es, principalmente, pagar deuda, y eso es algo que va a ocurrir en grandes cantidades. Pero creo que también estamos recaudando tanto que bien podamos pagarle un dividendo al pueblo estadounidense”, presumía este martes.. La duda de la inflación. La gran incógnita es qué ocurrirá con la inflación, el gran problema que acabó costando la presidencia a su predecesor, Joe Biden. De momento está bajo control, en buena parte porque las empresas importadoras han absorbido hasta ahora los costes de los aranceles. Pero los precios comienzan a dar señales de crecer, especialmente en sectores sensibles como la juguetería o la electrónica.. Esa siempre ha sido la crítica europea a las decisiones de Trump, que los aranceles son impuestos que acaban pagando los ciudadanos. La lógica es que al final la subida de las tasas de entrada de las importaciones se transforman en subidas en el precio de venta último. Sin embargo, eso no ha disuadido a Trump ni al universo MAGA (Make America Great Again, Hagamos a Estados Unidos grande otra vez) que lo apoya. En ese conglomerado que respalda al republicano, también se cree que EE UU soporta una carga mayor que otros países por su aportación a la seguridad, muy evidente en el caso de Europa, y por ser el dólar la moneda de referencia mundial, lo que perjudicaría a las exportaciones estadounidenses.. La seguridad es algo que estuvo muy presente en la mesa de negociación con la Comisión Europea. Los países del este de la UE y Alemania tuvieron muy presente que, sin la protección de EE UU, serían mucho más débiles frente a Rusia. A eso se añadió el argumento de que, aunque el pacto alcanzado fuera profundamente desequilibrado, se evitaba así la guerra comercial, que sería peor, y se ganaba certidumbre para las empresas.. Pero al menos esta última parte, la de la certidumbre, está claro que no va a llegar. Esa fue una de las grandes advertencias que lanzaron los analistas a la Comisión y a los Estados miembros más impacientes por alcanzar un acuerdo, principalmente Alemania. Se basaban en el historial de decisiones erráticas que solo en los últimos meses ha acumulado Trump y que, como se ha visto en los pocos días que van de esta semana, se ha confirmado.. La estrategia que quiere seguir la UE para amortiguar el impacto de la subida arancelaria y del foco constante de incertidumbre que es Washington pasa por ampliar las alianzas comerciales para diversificar mercados. El razonamiento que suele escucharse es que EE UU supone solo el 13% del comercio mundial y que hay que prestar más atención al 87% restante. Y ahí aparecen algunos principios de acuerdo alcanzados en las últimas semanas, como el logrado con Indonesia o el objetivo común que se marcaron Bruselas y Nueva Delhi de tener un pacto comercial antes de final de año, un objetivo muy ambicioso tratándose de la India, un país que tradicionalmente ha mostrado un marcado tono proteccionista. Ese plan también pasa por ratificar los acuerdos ya cerrados con Mercosur y con Chile. Y, por último, ahondar en el propio mercado único, un viejo anhelo de la tecnocracia europea.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no deja de dar martillazos en el ataúd de la globalización. Quien suele proclamar que arancel es “la palabra más hermosa del diccionario” ha demostrado en medio año de mandato que ha sacado brillo a esta palabra y que quiere seguir haciéndolo en el tiempo que le quede en la Casa Blanca. Este jueves entran en vigor las nuevas tasas que Washington impone a la mayoría de países del mundo, una semana después de su publicación. Su puesta en marcha no despeja incertidumbres.“Es medianoche. Miles de millones de dólares en aranceles están fluyendo a los Estados Unidos de América”, se ha jactado el republicano en su red social Truth, poco después de las doce de la noche de Washington (las 6.00 horas en la España peninsular). Y deja claro que las amenazas a los países continúan.. Seguir leyendo