Debido a la globalización, con el tiempo se ha percibido cierto acercamiento en cuanto a las costumbres orientales y occidentales. En algunas cuestiones sociales, las barreras que antes separaban a las distintas sociedades ha ido diluyéndose con el tiempo, aunque todavía las disparidades entre ambas son reales. Sin embargo, el aspecto en el que más difiere, por ejemplo, España con respecto a China es el ámbito laboral y, en concreto, el fin por el que se trabaja.
Las costumbres orientales, por norma general, suelen estar marcadas por un fuerte sentido de la colectividad, respeto a la jerarquía y armonía social. En contraste con la mentalidad occidental, esta tiende a valorar más la individualidad y el hecho de velar por uno mismo. Asimismo, la autonomía personal y la expresión directa en la comunicación son otro de los elementos a destacar. Pero esto no es casualidad, debido a que términos tan fundamentales para el éxito de una sociedad, como el respeto, simbolizan dos conceptos ciertamente diferentes.
Estas diferencias culturales influyen no solo en la vida cotidiana, sino también en la forma de educar a los más pequeños. Por tanto, su idea de negocio se comparte de generación en generación y siempre vela por la seguridad de la familia teniendo en cuenta ante todo el devenir de las oportunidades. En este contexto, el empresario español que actualmente se encuentra operando en China desde 2006, Adrián Díaz, contó desde su experiencia en el podcast llamado ConPdePodcast, dirigido por Luis Usera, la forma de ver el mundo que tienen los paisanos. Dentro de la pieza afirma como, paradójicamente, los chinos cuentan con el carácter más capitalista de todas las sociedades.
Un empresario explica la mentalidad china
Tal y como ha expuesto Díaz en esta comparecencia, la razón por la que trabajan tanto es por cultura y en vistas a un único objetivo común, una vez más identificado con la familia. «El fin de los chinos es ahorrar para capitalizarse y que ese dinero siga rentando«, afirma tajantemente. El valor monetario lo es todo para la cultura china pero no desde un punto superficial, como sucede en oriente en ocasiones, sino con un objeto detrás, que, por norma general, se refiere al contexto social que sobrepasa.
«Si quieres ver al burgués victoriano más capitalista posible, ese es el chino medio», agrega. Por el contrario, el chino obrero no concibe la vida lujosa ni el ahorro como una forma de llegar a ella. «No existe el chino que diga: ‘yo estoy trabajando para después poder vivir mejor«, incide. Dicha sociedad es consciente de su deber y no lo sacrifica por el ocio o el divertimento, incluso llegan a ofrecer su vida personal para trabajar más y, por ende, ahorrar más.
Los más capitalistas: educación y futuro
Una vez más, la base del asunto reside en las concepciones de unos y de otros. Las muestras de afecto entre familiares no se pagan con tiempo, como en occidente, sino con dinero, con futuro. Es por eso que, Díaz se pone en la piel de uno de sus vecinos para explicar a su compañero qué es vivir mejor para un chino. «Pagarle una buena universidad a mi hijo. Poder invertir en un par de casas en la costa este estadounidense, que me han dicho que están subiendo los precios y me parece una buena inversión», afirma.
«¿Entonces, qué es para ti disfrutar de tus hijos? ¿Darles muchos besos y abrazos?, ¿Pasar tiempo en casa? Esa es la respuesta que jamás te daría ningún chino. Ser feliz con mis hijos es poderles proveer de una buena educación«, concluye. El apego familiar es trabajar en el futuro del progenitor para que este lo tenga más fácil el día de mañana.
Debido a la globalización, con el tiempo se ha percibido cierto acercamiento en cuanto a las costumbres orientales y occidentales. En algunas cuestiones sociales, las barreras que antes separaban a las distintas sociedades ha ido diluyéndose con el tiempo, aunque todavía las disparidades entre ambas son reales. Sin embargo, el aspecto en el que más difiere, por ejemplo, España con respecto a China es el ámbito laboral y, en concreto, el fin por el que se trabaja.. Las costumbres orientales, por norma general, suelen estar marcadas por un fuerte sentido de la colectividad, respeto a la jerarquía y armonía social. En contraste con la mentalidad occidental, esta tiende a valorar más la individualidad y el hecho de velar por uno mismo. Asimismo, la autonomía personal y la expresión directa en la comunicación son otro de los elementos a destacar. Pero esto no es casualidad, debido a que términos tan fundamentales para el éxito de una sociedad, como el respeto, simbolizan dos conceptos ciertamente diferentes.. Estas diferencias culturales influyen no solo en la vida cotidiana, sino también en la forma de educar a los más pequeños. Por tanto, su idea de negocio se comparte de generación en generación y siempre vela por la seguridad de la familia teniendo en cuenta ante todo el devenir de las oportunidades. En este contexto, el empresario español que actualmente se encuentra operando en China desde 2006, Adrián Díaz, contó desde su experiencia en el podcast llamado ConPdePodcast, dirigido por Luis Usera, la forma de ver el mundo que tienen los paisanos. Dentro de la pieza afirma como, paradójicamente, los chinos cuentan con el carácter más capitalista de todas las sociedades.. Un empresario explica la mentalidad china. Tal y como ha expuesto Díaz en esta comparecencia, la razón por la que trabajan tanto es por cultura y en vistas a un único objetivo común, una vez más identificado con la familia. «El fin de los chinos es ahorrar para capitalizarse y que ese dinero siga rentando», afirma tajantemente. El valor monetario lo es todo para la cultura china pero no desde un punto superficial, como sucede en oriente en ocasiones, sino con un objeto detrás, que, por norma general, se refiere al contexto social que sobrepasa.. «Si quieres ver al burgués victoriano más capitalista posible, ese es el chino medio», agrega. Por el contrario, el chino obrero no concibe la vida lujosa ni el ahorro como una forma de llegar a ella. «No existe el chino que diga: ‘yo estoy trabajando para después poder vivir mejor», incide. Dicha sociedad es consciente de su deber y no lo sacrifica por el ocio o el divertimento, incluso llegan a ofrecer su vida personal para trabajar más y, por ende, ahorrar más.. Los más capitalistas: educación y futuro. Una vez más, la base del asunto reside en las concepciones de unos y de otros. Las muestras de afecto entre familiares no se pagan con tiempo, como en occidente, sino con dinero, con futuro. Es por eso que, Díaz se pone en la piel de uno de sus vecinos para explicar a su compañero qué es vivir mejor para un chino. «Pagarle una buena universidad a mi hijo. Poder invertir en un par de casas en la costa este estadounidense, que me han dicho que están subiendo los precios y me parece una buena inversión», afirma.. «¿Entonces, qué es para ti disfrutar de tus hijos? ¿Darles muchos besos y abrazos?, ¿Pasar tiempo en casa? Esa es la respuesta que jamás te daría ningún chino. Ser feliz con mis hijos es poderles proveer de una buena educación», concluye. El apego familiar es trabajar en el futuro del progenitor para que este lo tenga más fácil el día de mañana.
Si bien la cultura oriental y la occidental guardan muchas diferencias, la mentalidad respecto al ámbito laboral es una de las más notorias
Debido a la globalización, con el tiempo se ha percibido cierto acercamiento en cuanto a las costumbres orientales y occidentales. En algunas cuestiones sociales, las barreras que antes separaban a las distintas sociedades ha ido diluyéndose con el tiempo, aunque todavía las disparidades entre ambas son reales. Sin embargo, el aspecto en el que más difiere, por ejemplo, España con respecto a China es el ámbito laboral y, en concreto, el fin por el que se trabaja.. Las costumbres orientales, por norma general, suelen estar marcadas por un fuerte sentido de la colectividad, respeto a la jerarquía y armonía social. En contraste con la mentalidad occidental, esta tiende a valorar más la individualidad y el hecho de velar por uno mismo. Asimismo, la autonomía personal y la expresión directa en la comunicación son otro de los elementos a destacar. Pero esto no es casualidad, debido a que términos tan fundamentales para el éxito de una sociedad, como el respeto, simbolizan dos conceptos ciertamente diferentes.. Estas diferencias culturales influyen no solo en la vida cotidiana, sino también en la forma de educar a los más pequeños. Por tanto, su idea de negocio se comparte de generación en generación y siempre vela por la seguridad de la familia teniendo en cuenta ante todo el devenir de las oportunidades. En este contexto, el empresario español que actualmente se encuentra operando en China desde 2006, Adrián Díaz, contó desde su experiencia en el podcast llamado ConPdePodcast, dirigido por Luis Usera, la forma de ver el mundo que tienen los paisanos. Dentro de la pieza afirma como, paradójicamente, los chinos cuentan con el carácter más capitalista de todas las sociedades.. Un empresario explica la mentalidad china. Tal y como ha expuesto Díaz en esta comparecencia, la razón por la que trabajan tanto es por cultura y en vistas a un único objetivo común, una vez más identificado con la familia. «El fin de los chinos es ahorrar para capitalizarse y que ese dinero siga rentando», afirma tajantemente. El valor monetario lo es todo para la cultura china pero no desde un punto superficial, como sucede en oriente en ocasiones, sino con un objeto detrás, que, por norma general, se refiere al contexto social que sobrepasa.. «Si quieres ver al burgués victoriano más capitalista posible, ese es el chino medio», agrega. Por el contrario, el chino obrero no concibe la vida lujosa ni el ahorro como una forma de llegar a ella. «No existe el chino que diga: ‘yo estoy trabajando para después poder vivir mejor», incide. Dicha sociedad es consciente de su deber y no lo sacrifica por el ocio o el divertimento, incluso llegan a ofrecer su vida personal para trabajar más y, por ende, ahorrar más.. Los más capitalistas: educación y futuro. Una vez más, la base del asunto reside en las concepciones de unos y de otros. Las muestras de afecto entre familiares no se pagan con tiempo, como en occidente, sino con dinero, con futuro. Es por eso que, Díaz se pone en la piel de uno de sus vecinos para explicar a su compañero qué es vivir mejor para un chino. «Pagarle una buena universidad a mi hijo. Poder invertir en un par de casas en la costa este estadounidense, que me han dicho que están subiendo los precios y me parece una buena inversión», afirma.. «¿Entonces, qué es para ti disfrutar de tus hijos? ¿Darles muchos besos y abrazos?, ¿Pasar tiempo en casa? Esa es la respuesta que jamás te daría ningún chino. Ser feliz con mis hijos es poderles proveer de una buena educación», concluye. El apego familiar es trabajar en el futuro del progenitor para que este lo tenga más fácil el día de mañana.