Una publicación reciente de la cuenta Soy Camarero muestra cómo un influencer contactó a un restaurante de Alzira (Valencia) para pedir una cena gratis para su familia, ofreciendo a cambio contenido promocional. El establecimiento respondió con ironía, dejando claro su desinterés en el intercambio. Sin embargo, el influencer insistió, argumentando que se trataba de una «colaboración» mutuamente beneficiosa.
La conversación continuó con el dueño preguntando si preferían un fin de semana, a lo que el influencer especificó sus condiciones ideales: «Podemos ir pronto para grabar bien, el viernes no, pero sábado o domingo sí». Fue entonces cuando el restaurante dio su contundente respuesta final, viralizándose en redes.
«Aquí cocinamos comida de verdad, no followers»
Escribió el propietario, añadiendo: «Si queréis probar lo que hacemos, os invitamos… a hacer una reserva como todo el mundo». La réplica fue celebrada por cientos de usuarios, que aplaudieron la firmeza del negocio ante lo que muchos consideran un abuso de algunos creadores de contenido.
El caso refleja un debate creciente sobre el valor real de la promoción digital y los límites en las negociaciones entre influencers y pequeños negocios. Mientras algunos establecimientos aprovechan estas colaboraciones, otros defienden que el trabajo bien hecho debe pagarse, no intercambiarse por visibilidad. La lección del restaurante valenciano quedó clara: la fama en redes no sustituye al dinero en la caja.
Una publicación reciente de la cuenta Soy Camarero muestra cómo un influencer contactó a un restaurante de Alzira (Valencia) para pedir una cena gratis para su familia, ofreciendo a cambio contenido promocional. El establecimiento respondió con ironía, dejando claro su desinterés en el intercambio. Sin embargo, el influencer insistió, argumentando que se trataba de una «colaboración» mutuamente beneficiosa.. La conversación continuó con el dueño preguntando si preferían un fin de semana, a lo que el influencer especificó sus condiciones ideales: «Podemos ir pronto para grabar bien, el viernes no, pero sábado o domingo sí». Fue entonces cuando el restaurante dio su contundente respuesta final, viralizándose en redes.. «Aquí cocinamos comida de verdad, no followers». Escribió el propietario, añadiendo: «Si queréis probar lo que hacemos, os invitamos… a hacer una reserva como todo el mundo». La réplica fue celebrada por cientos de usuarios, que aplaudieron la firmeza del negocio ante lo que muchos consideran un abuso de algunos creadores de contenido.. El caso refleja un debate creciente sobre el valor real de la promoción digital y los límites en las negociaciones entre influencers y pequeños negocios. Mientras algunos establecimientos aprovechan estas colaboraciones, otros defienden que el trabajo bien hecho debe pagarse, no intercambiarse por visibilidad. La lección del restaurante valenciano quedó clara: la fama en redes no sustituye al dinero en la caja.
¿Te paso los precios de la carta?
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